En San Jaime de la Frontera sí que saben lo que es el trabajo mancomunado. En esa población de algo más de 4.300 habitantes ubicada en el norte entrerriano, el rugby llegó hace tan solo 15 años. A través del profesor Ulises Colombo el deporte se instaló en el club San Martín y con una notable madurez, la institución se convirtió en un gran ejemplo a seguir para otras entidades en formación.
“El rugby llegó al pueblo en 2003. Particularmente hacia unos años que jugaba en Espinillos de Concordia. Estaba en el profesorado de Educación Física y había empezado a practicar como para aprender a enseñar. Ahí me formé además como entrenador, en una época en la que no había cursos ni nada de eso”, cuenta Colombo con la voluntad de dar a conocer su historia.
“En ese verano volví a San Jaime y un vecino -Gastón- que sabía que yo estaba involucrado en el rugby, me pidió que formara un equipo en nuestro pueblo, San Jaime de la Frontera. Fue entonces que a modo de chiste le dije que sí, pero que me consiguiera una pelota y diez jugadores, como para arrancar”, relata y agrega: “Y en ese mismo día, Gastón se presentó con 12 amigos entre 15 y 17 años, así que ahí mismo formamos el primer equipo que tuvo el pueblo. Nucleamos a chicos de distintos lugares también, como Federal, Feliciano y hasta de La Paz se venían a jugar con nosotros. Tuve que mostrarles videos de partidos de Los Pumas en VHS porque nadie entendía de qué se trataba el deporte o qué era lo que les pedía que hicieran. Casi nadie en el pueblo conocía el rugby. Después se fueron sumando adeptos de todas las edades y cuando acordamos, ya teníamos un plantel de Primera División y algunos juveniles”.
En aquella época, el insipiente San Martín no tenía competencia oficial cerca, entonces participó de encuentros con equipos correntinos: de Monte Caseros, Curuzú Cuatiá, Goya, Paso de los Libres, Mercedes, entre otros. Años más tarde, el conjunto fue invitado a un campeonato reducido con pares de Uruguay y otros de Entre Ríos. Y los éxitos deportivos empezaron a llegar. Estos Guríses dirigidos por quien fuera presidente, jugador y entrenador del club, como Ulises Colombo, lograron sus primeros títulos. No obstante, la humildad y su esencia nunca cambiaron.
“Para mí es imposible olvidar cómo armamos nuestra cancha. Nuestros primeros postes, con los que todavía contamos, fueron dos semáforos que habían quedado caídos después de una tormenta en la ruta que atraviesa al pueblo”, indica. “El intendente nos autorizó a acomodarlos y usarlos para nuestra cancha. Con un herrero que nos dio una mano, lo hicimos. Acá en San Jaime por más buena intención que hubiésemos tenido, no hubiéramos tenido donde conseguir esos postes para el club, ni dinero para comprarlos”, se sincera.
“Cada paso que dimos a lo largo de nuestra corta historia, siempre tuvo el respaldo de todo el pueblo. De hecho, como nos encontramos lejos de todo y los traslados para poder jugar son tan costosos, hace unos meses adquirimos un colectivo. Para comprarlo trabajamos varios años recaudando fondos en nuestra Fiesta del Cordero; con la venta de comidas, rifas, bonos y por último, realizamos la venta simbólica de las butacas, de la que toda la comunidad participó y así, nosotros pudimos hacer realidad ese anhelo de tener movilidad propia”, expresó.
“Nos esforzamos mucho para todo y nadie nunca se va a quedar afuera de San Martín. Siempre nos focalizamos en nuestras inferiores, juveniles e infantiles porque sabemos que son el futuro. Tal es así, que el año pasado fuimos parte de la Etapa Nacional de los Juegos Evita, representando a Entre Ríos. Ese, creo que ha sido hasta ahora, el mayor logro para nosotros”, concluyó.