Los modelos son rígidos. No permiten salirse de sus límites. Ofrece, a la gente, la comodidad de lo establecido. En síntesis se trataría de no gestionar un poco más allá cuando el problema acosa o sobrepasa la tranquila vida del que tiene todo a la mano. Jorge Mazzieri, Tercer Tiempo
Luis Castillo, Presidente de la UAR, levantó el teléfono y le dijo, Tati te necesito. El rugby argentino te necesita. Y Gustavo Tati Milano acudió a la cita. La decisión de Castillo fue un hecho político. Lo decidió luego de hacer una comprobación: la plantilla de clubes y jugadores, en su mayoría está amesetada. El desarrollo también. O sea las reglas de unos funcionan muy bien, las de otros no. Recuerden, y es que para diferenciar a unos y otros, tengo un solo ejemplo: el rugby no es para cualquiera, se pregona cerca del puerto. Luis Castillo está rodeado. Pero no tanto. No necesitó más que levantar un poco la mirada. Con poco se salta sobre el cerco. No Tati, te lo digo en serio. Es probable que Tati no se haya olvidado de otro presidente de la UAR: su apellido era Risler, comprovinciano él. Pero me animo a asegurar que Tati no condenó a nadie. Tati es un hombre de bien. En la Argentina, y en la vida, hay muchos más.
La nota del reciente jueves en realizada por Gabriel Baldi para Tercer Tiempo habla por sí sola. Luis Castillo, presidente actual de la UAR, se salió del modelo y tomó una medida política. Con ellas se nutre la gestión.