El ex pilar de los Springbok, Cobus Visagie, comparte sus pensamientos sobre el último Rugby Championship. Tercer Tiempo
Me saco el sombrero ante un equipo de los All Blacks que ha demostrado una gran compostura y clase a través del primer Championship, incluso cuando no siempre jugaron a su mejor nivel. Es un pensamiento temerario. Pero ellos demostraron un enorme mejoramiento en su lline-out, que era uno de sus potenciales talones de Aquiles.
En este momento poseen un arsenal de diferentes pilares que pueden utilizar de acuerdo a cada partido, una estrategia que han utilizado ampliamente con su primera línea, sus tres cuartos e incluso sus medios. No creo que otro equipo internacional en la era moderna pudiera resultar tan confortablemente dominante con el continuo análisis y desarrollo profesional de sus jugadores, la mayoría a nivel de club y de provincias.
Antes de apuntar con el dedo a los entrenadores que no tuvieron una buena performance en el torneo, es necesario decir que conducir equipos de nivel internacional es completamente diferente que afrontar los desafíos que se presentan a nivel de equipos provinciales o de clubes. El desarrollo de los fundamentos del jugador comienza años antes de que firme su primer contrato profesional. Agarrar y pasar la pelota, la noción de correr hacia el espacio o las destrezas de evasión son habilidades que se desarrollan en la escuela y junto a jugadores de su misma edad.
Steve Hansen (coach de los All Blacks) puede recibir poco reconocimiento por las enormes habilidades de Richie Mc Caw como capitán o capacidad de toma de decisiones por parte de Dan Carter en esta etapa de sus carreras. En cambio puede llevarse el crédito por desarrollar un muy cohesivo y disciplinado pack de forwards con un increíble equipamiento de destrezas. Es también muy claro que el equipo le responde a nivel individual y de unidades a sus indicaciones de entretiempo pues ellos jugaronn increíblemente bien en el segundo tiempo de la mayoría de sus partidos. Todas señales de una inteligente conducción y adecuada respuesta de jugadores preparados.
De la misma manera Robbie Deans (coach de los Wallabies) no debería asumir la responsabilidad por los problemas técnicos de su primera línea, lo cual constituye un problema sistémico en Australia, ya que nunca han recibido suficiente atención a nivel escolar o de academia.
Heyneke Meyer (coach de los Springbok) está en el mismo barco con respecto a los niveles de destreza de los tres cuartos sudafricanos. Los entrenadores internacionales administran recursos humanos que han sido desarrollados a los niveles iniciales del juego. No es su tarea entrenar las destrezas básicas. No hay tiempo – en el caso de Sudáfrica – de desarrollar la habilidad de detectar el espacio u optimizar las condiciones físicas en las ocho semanas en las que disponen de los jugadores.
Tan valientemente como Argentina fue capaz de atenderse a si misma, su conducción técnica es luego separada de sus jugadores durante la mayor parte del año y la preparación de éstos pasa a depender de su desarrollo personal en los clubes europeos para los que juegan. Lamentablemente su máxima fortaleza fue la que hizo descarrilar sus propios planes en la mayoría de los partidos. Su entusiasmo y agresividad, especialmente en la defensa los convirtió en rivales verdaderamente difíciles de enfrentar, pero en el camino, la delgada línea entre un actuación enjundiosa y la indisciplina fue cruzada demasiadas veces y de esa manera aliviaron la presión sobre sus oponentes en momentos cruciales.
El juego profesional y el análisis detallado que sustenta el desarrollo y éxito del juego moderno comienza a revelar algunas estadísticas interesantes que aún el promedio de los aficionados esta luchando para procesar y entender. El juego todavía está dejando muchos entrenadores y sus planes teóricos de juego en las gateras.
El juego del rugby ha evolucionado a un paso tan rápido a través de los últimos años que creo ha dejado atrás una parte significativa de su base tradicional de aficionados en tierra de nadie, indiferencia e ignorancia. La mayor contribución a este estado de cosas viene dado por la incesante estrategia del IRB y las uniones nacionales de agregar incesantemente nuevos partidos al calendario internacional para mantener sus cuentas al día. El cansancio de los aficionados ha aumentado y se advierte el declive en la cantidad de espectadores en algunos lugares, pero más importante aún, los asientos vacíos, están bien documentados.
El otro gran catalizador del increíble paso al que el juego ha evolucionado es el cambio de reglas. A pesar de que la mayoría de los cambios son de hecho solamente aclaraciones de las interpretaciones de las leyes, me parece que ello ha dejado a la mayoría de los entusiastas del rugby de siempre frustrados e irritados por el hecho de que no entienden la mitad de las advertencias que los referees hacen a los jugadores en un partido y tampoco entienden el hecho que algunas reglas básicas sean a veces totalmente ignoradas (debido principalmente a una sobrecarga de áreas en que enfocarse).
Si condujéramos una encuesta e incluyéramos sólo a los más fanáticos, nos haría abrir los ojos acerca de lo lejos que sus percepciones están de la realidad. Si le preguntáramos a lo seguidores del Championship cuál de los equipos pateó la mayor parte de su posesión de pelota, la votación se inclinaría unánimemente por Sudáfrica. Sin embargo la verdad es que ellos patearon la menor cantidad en la competencia. Lo mismo ocurriría en el área del scrum con relación a Argentina, donde se la considera altamente calificada, pero en los hechos su desempeño fue indiferente, recibió penalizaciones bajo presión en numerosos partidos e incluso perdió scrums propios frente a los Wallabies en el segundo tiempo.
El problema es la inercia generalizada o lo pegajoso de las percepciones. Es verdad que es más difícil remover las percepciones negativas, pero las positivas suelen ser igual de pegajosas.
El Championship me ha demostrado que el cerebro continuará, más que nunca, siendo el arma para triunfar. Incluso si algo constituye una fortaleza en la previa de tu equipo, eso no significa que necesitarás jugar a esa fortaleza todo el tiempo, el empuje de los Springbok y sus patadas de larga distancia son ejemplos de cómo malgastar la posesión de la pelota. Asegurándote que puedes jugar el partido completo enfocado en controlar el juego mediante la fortaleza de tu defensa y la eficiencia de tu line out, donde los All Blacks mejoraron inmensamente en los últimos cinco años, podrías jugar cualquier estilo de ataque y ser capaz de adaptarte al tiempo y los contrarios incluso dentro del mismo partido.
Los All Blacks enfrentan cada partido de manera diferente y mi conclusión es que ningún estilo asegura éxito a largo o mediano plazo de ningún equipo en la cúspide y exige una permanente evolución, de otro modo los rivales estarán sobre aviso. Pero para que los entrenadores internacionales puedan manejar opciones con respecto a los estilos y planes de juego, necesitarán el apoyo de los entrenadores de escuelas, academias y entrenadores provinciales que estén realmente comprometidos (y que además tengan la capacidad) con la enseñanza de las destrezas básicas del juego de una manera tal que se generen jugadores preparados para disfrutar del deporte y ejecutar un juego completo. La salud del deporte y el entrenamiento a nivel de las raíces siempre alimentará el juego en su máxima expresión.
Hasta el año que viene, cheers!.
Fuente Planet Rugby, serie exclusiva de comentarios de Cobus Visagie