El árbol

Que el árbol no tape el bosque dice un axioma popular refiriéndose a cuestiones particulares que muchas veces concentran la atención de lo general.

Esto viene a cuento por la “novela” que se ha armado con las declaraciones de Patricio Albacete, dándole una importancia a cada palabra como si con ellas se fuera la vida y más allá de las aclaraciones y/o contradicciones, se insiste en meter leña al fuego, como si esto fuera lo mas importante del rugby argentino.

Hay muchísimos hechos positivos en las últimas semanas o meses que es necesario remarcar y no quedarse en la retórica de frases hechas o protestas altisonantes, despreciando los grandes avances evidenciados.

La muy positiva actuación de Los Pumas en el Rugby Championsihp, no puede ser tapada por los elitistas de siempre que creen que los “argentinos somos los mejores del mundo”, aunque raras veces lo demostremos. Hay tipos que habiendo ido a la cancha a hacer una nota a las promotoras de turno se dan el lujo de opinar del juego, virtudes y falencias del equipo, sin siquiera entender a lo que pasa en el campo y despreciando su espíritu del cual evidentemente no están empapados. Parece que para ellos llevar cuatro años al frente de un ranking mundial (Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica) no es nada.

Pero hay que sumar a ello la muy buena actuación del seleccionado de seven, una mezcla de experiencia y juventud que dio muy buen resultado en la primera etapa del circuito 2012/13, pero que sin embargo quedó sepultado para los medios no especializados porque no vino colgado de “escándalo”. No es poca cosa llegar a estas instancias con éxito.

Hay que poner en un sitio ponderable la actuación de los Jaguares que se quedaron con todo en la Copa de las Naciones, teniendo en cuenta que es un combinado conformado solo por jugadores que están en la Argentina.

Aquí esta el árbol del título.

Como es posible que muchos de los jugadores que integran Los Jaguares estén inactivos desde hace meses y solo puedan jugar cuando se presentan este tipo de competencia.

Es por la absurda y discriminatoria regla de la Unión de Buenos Aires que no les permite jugar en sus clubes y contra lo realmente deberían oponerse el contexto del rugby argentino, incluido Albacete.

A Landajo, Leonardi, Postiglioni, Galarza, Cubelli, De la Vega, no los dejan jugar en sus clubes.

Es verdad que cada Unión pone sus reglas, pero da mucha bronca que jugadores de clubes de Buenos Aires no puedan jugar con sus equipos en los campeonatos domésticos por esta retrograda reglamentación. Obviamente no debería mencionarse ni su club ni su Unión, cuando se dan a conocer los planteles porque los tienen prohibidos.

Todos los demás integrantes, pertenecientes a otras Uniones afiliadas a la UAR,  participan semana a semana en sus clubes con absoluta libertad, sin confundir gato por liebre.

Es evidente que el árbol tapa al bosque en Buenos Aires, en donde se prefiere seguir con el famoso “amateurismo marrón” que es como tener “empleados en negro”. Soplan nuevo vientos en la URBA (dicen que llega Luis Gradín) y parece acabarse la época de las cavernas y si bien siguen divididos son mayoría quienes apuestan al progreso.

Es que se están quedando sin casi nada y la alarma cunde. Ya no ganan siempre con sus seleccionados y cada vez les es más difícil a sus clubes.

Un dirigente rosarino (de los más cerrados) dijo públicamente: “Te imaginás a Duendes sin Miralles y De la Fuente todo el año?. Por suerte acá ni nos pasa por la cabeza esa idea porteña”. Por las dudas. Ambos jugadores son de Duendes, múltiple campeón.

Tal vez Albacete debería preocuparse porque los jugadores de la Unión de la que el es originario puedan desarrollarse libremente, tanto como le preocupan otros hechos nacionales. Nunca lo escuche protestar contra esta arbitrariedad. Se podría pensar en otras intencionalidades en ciertas declaraciones suyas, pero tal vez sería mezquino volver a la dicotomía de capital o provincia.

No hay duda que hay muchas cosas por corregir. Todo lleva su tiempo y es preferible hacerlo gradualmente que pegarse contra una pared. La política deportiva de los últimos años ha dado frutos tal vez impensado hace una década aún luchando contra aquellos que no aceptan el progreso o se quedan con vivencias superadas.

La realidad es una y no se puede deformar.

Las participaciones internacionales argentinas han fortalecido y ampliado significativamente la base, creando una buena plataforma para los próximos años aún a costas de los palos en la rueda.

El árbol esta cada vez más solo y el rugby argentino más fuerte.

 

Manuel Arrias, especial para Tercer Tiempo

Opinión

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