A 25 años

Hace 25 años, en junio de 1987,  se jugó el primer Mundial de Rugby.Fue en Nueva Zelanda.

Una división juvenil mayor del Córdoba Athletic, de la mano de su entrenador Mariano Miroti, y del ayudante de campo Marcelo Briñón, programaron un viaje al país de los All Blacks. En el itinerario que se diagramó se tuvo también en cuenta la concertación de partidos con sus pares neozelandeses. Esto salpicado con la asistencia a la mayor parte de los encuentros del primer Mundial de Rugby, y que ese país organizaba de manera conjunta con Australia. Por mi hijo Pablo me enteré del festejo recordando aquella fecha, cuando me dijo que los participantes del viaje se juntaban el sábado reciente en Athletic a comer el asado, alguna bebida y la infaltable muestra de fotografías. Me invitó. Pese a la promesa que le hice, después decidí no ir al quincho por auto considerarme “fuera de foco”.

A las 13 de ese sábado suena el celu y Pablo que me dice: te quieren hablar. Era “Pacho” Pereyra que me exigía que fuera al asado. Él había sido el Presidente de aquella delegación. En nuestra etapa de jugadores habíamos jugado juntos algunos años. Yo todavía no había almorzado. Avisé en casa y partí. Yo vivo en Alta Córdoba. El asado era en Jardín Espinosa, al lado de la cancha de Talleres. . . .Sí. . y qué!!

El tachero, no me lo dijo pero seguro que cuando bajé, se fue a comer y a dormir la siesta. Se acababa de hacer la mañana. . . ¿el día? Y yo buena parte de la diaria en la que distribuyo mi jubilación. Bueno, pensé, a lo mejor en vez de ser dos gin tonic sería sólo uno. . . .Lo malo sería que estos gin tonic no son del tamaño de los de Tilcara. Veremos. Esa tarde, además, se enfrentaban Athletic y Mar del Plata por el Interior B. Las de hockey no sé contra qué club jugaban. Estaba todo muy lindo. Abrazos. Picada, Algún vino. Con Pacho hacía un tiempo que no nos veíamos. Se trata del tiempo que pasó desde que se mudó a Carlos Paz. Entre los dos intercambiamos muchas anécdotas con los lógicos baches en los que nuestra memoria hacía ruido al caer en ellos. También los infaltables informes de la salud que no lo es tanta a nuestra edad. Tiene dos años más que yo. Los míos en diciembre serán 75.

Estaban más o menos todos. A algunos los había entrenado yo cuando tenían 15 o 16 años. Ellos me lo recordaron. El “Fede” Zárate, que hoy vive en Paraná, no pudo viajar. Y algún otro. Fue ruidoso. Por ahí conversaban todos juntos. Creo que se entendían. O a lo mejor no se entendían. Qué se yo. También se reían mientras repasaban las fotos. Al Fernet lo tomaron bajo los árboles que hay entre la pileta y el quincho. Yo seguí con el vino. Pasaron hacia la cancha los jugadores de Athletic y los de Mar del Plata, venían del vestuario. “Ahora son más grandotes” coincidimos con Pacho luego de mirarnos con algo de asombro.

El Mundial aquel dejó algunos datos. Uno, el primero: en el plantel argentino no figuró Tomy Petersen, el tercera línea del SIC que todos creíamos sería titular indiscutible. Ejemplos sobran, pero no es el caso ahora de citar la infaltable lista de los no convocados que se confeccionaron –se confeccionan- en todos los tiempos. Hay excepciones. Hubo selectores que decidieron con verdadera imparcialidad en esos casos. Veco Villegas y Marcelo Loffreda son algunos de ellos.

Otra más: En ese Mundial jugaron tres hombres de Tala RC (sí, el de Córdoba) pero para distintos países que fueron en lo que ellos vivían en esa época. A saber: Hugo Torres en Los Pumas; Rodolfo Ambrosio en Italia y Enrique “Topo” Rodríguez en Australia.

Una más: en el partido final por el título del primer Mundial, aquel que se disputó 1987, se enfrentaron Nueva Zelanda y Francia y se jugó el 20 de junio en el Eden Park, en la ciudad bioceánica de Auckland. Ganó Nueva Zelanda 29 a 9. Cuando estaba el tiempo al límite y ganaba NZ 29 a 3, Pierre Berbizier, el inteligente medio scrum de Francia, anota el que sería  el último try del torneo. La conversión del goal, ya en tiempo cumplido, le correspondió a Didier Camberabero, que en ese equipo jugó de wing derecho. Pelota en el aire, conversión y la ovalada que sigue tras el límite de pelota muerta. Cae justo en el lugar en el que estaba la delegación Juvenil Mayor del Córdoba Athletic, para más exactitud, se acunó en la falda del hooker Helmo Burza. La palota viajó, por supuesto, en el transpolar que al otro día unió Auckland con Buenos Aires. Estuvo un tiempo en las vitrinas de los trofeos de Athletic. Ahora creo que la tiene Helmo en su casa.

La fiesta del recuerdo de aquel viaje siguió hasta el anochecer. Me trajo Pablo de vuelta a casa. A Pacho lo vino a buscar una de sus hijas desde Carlos Paz.

Por Jorge Mazzieri, especial para Tercer Tiempo

(#) Los datos del partido final fueron proporcionados por el periodista tucumano Tomás Gray 

Opinión

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