A 16 días del 29° Seven de la República, el corresponsal de Tercer Tiempo en Córdoba, Jorge Mazzieri, palpita con su fina pluma la gran cita del rugby reducido argentino, a darse el 1 y 2 de diciembre en Paraná. Tercer Tiempo
El que escribe de rugby en el Seven de la República tiene tanto material que al pretender instalarlos en algún disco rígido, necesitaría varias compu. El horario de los partidos; los colores de las camisetas; los árbitros: cinco por partido: dos de ingoal, dos en los touch y uno con el silbato. La pelota y los niños para que siempre haya una en el juego. Los resultados. Un palco con alta voz. Roni, que con mucho Amore anuncia y conversa. Las planillas. Otro palco, ahora con periodistas. La carpa de los árbitros.
En Paraná, en el Seven de la República el sol sale el viernes y se pone en el atardecer del domingo. Entre medio han pasado tantas cosas que en sus turnos conformarían la gran tela cuyos colores sería imposible “acomodarlos” en alguna paleta. Es muy grande, pero la jibarizamos y le damos cabida en nuestra mente para que, con la suave calidez de las horas, en el regreso, se vaya acomodando en la sesera para que se quede todo el tiempo que quiera. Y nosotros, cuando la necesitamos, la llamamos y ella regresa. Conversamos un rato mientras hacemos pis al costado del ómnibus y después seguimos durmiendo abrazados a ella. Entramos a nuestras casas, creemos que seguimos con la rutina, pero es imposible, se hace muy difícil dejar Paraná.
Los amigos. He llegado a contar dos millones trescientos cincuenta y un mil abrazos. Harían falta varios años ¿no? Pero estos se dan en las casi 72 horas paranaenses del Seven de la República. Y es porque el movimiento empieza el viernes y sigue sin detenerse hasta el domingo un poco después de pasada la media noche. No hay sismógrafo que aguante. Los viernes por la tarde, cuando comienzan a escucharse tonadas distintas se oyen los primeros gritos y ahí comienzan los abrazos. La convergencia que ensancha el Túnel y deja sin camas a la hermosa ciudad. ¿Cuántos abrazos habrá después de cada partido? Se empieza a jugar el sábado por la mañana y sigue hasta el domingo al atardecer. Saquen la cuenta. Pero los abrazos entre los jugadores siguen. Siguen porque cada uno se lo lleva a su provincia, a su club, a su casa. Siguen todo el año. Porque ese lunes, cuando ya nos fuimos, seguimos abrazándonos hasta el viernes por la tarde del año que viene.
Foto: Jano Colcerniani
Por Jorge Mazzieri, desde Córdoba, para Tercer Tiempo