Hace algunas temporadas hacer referencia al seven en el seleccionado de la Unión Entrerriana de Rugby (UER) era sinónimo de sinsabor, fracaso o mal paso, porque siempre se estaba por, pero nunca se alcanzaba alguna lucha importante.
Pero de un tiempo a esta parte quedó demostrado que, en un país donde los trabajos a largo plazo parecen imposibles, se puede. Y un fiel ejemplo es lo que alcanzó un joven representativo de la UER que mostró dentro del campo de juego que con esfuerzo, toques de buen rugby, figuras destacadas y un real equipo, se puede llegar lejos.
Fue un plantel con nombres importantes, que dejó de lado a la portación de apellidos de lado y marcó un momento histórico en el rugby entrerriano en toda su dimensión.
¿Por qué? Porque el logro no solamente es el éxito de un grupo que dejó todo dentro de la cancha, del cuerpo técnico que tuvo el tacto afilado para elegir, o de los dirigentes que decidieron mantener la base del año pasado, sino que esto es un logro del todo el rugby entrerriano en su conjunto, jugadores, entrenadores, dirigentes y hasta el periodismo que tuvo que soportar chascos y sin embargo nunca le dio la espalda al torneo por excelencia del rugby de siete jugadores en el país. Por esto es de todos.
Entonces habrá que explicarle a un alto dirigente de la UER que el rugby entrerriano no sólo es Estudiantes, Tilcara o Rowing, aunque sean los más representativos y los que más aportan a los seleccionados, sino que el rugby también está en el interior de la provincia con equipos que son un ejemplo como Universitario de Concepción del Uruguay, por caso, o bien aquellos que a fuerza de mucho esfuerzo tratan de formar todas las divisionales para jugar el Torneo Provincial.
Es así que se convierte en algo fundamental pensar en lo colectivo, porque en Entre Ríos, si bien Dios atiende en Paraná, el resto de los pueblos y ciudades que tienen rugby también existen y son parte del éxito del domingo.
Por todo esto es que se pregona que el árbol no tape el bosque. Que se siga trabajando de la misma manera en lo dirigencial, aunque habrá que dejar de lado algunos egos, para que lo que se alcanzó no sea una aguja en un pajar, sino el kick off de un crecimiento que se mantenga en el tiempo. Esta todo dado para que así sea, ojalá no se tire todo por la borda.
Por Álvaro Moreyra para EL DIARIO de Paraná