El maul y el ruck son las dos formaciones a las que llamamos móviles (Ley del juego N°17).
La definición de maul según las leyes del juego 2013 es la siguiente: ‘Un maul comienza cuando el portador de la pelota es agarrado por un rival y hay uno o más compañeros del portador tomados a él. Estando todos de pie y habiendo al menos tres jugadores, dos del equipo con posesión’.
Como mencionábamos en la nota anterior (Fases del juego: El ruck), el ruck está muy ligado al tackle, puesto que al estar derribado el portador de la pelota, ésta va al suelo; en cambio en el maul la pelota se mantiene arriba, sin tocar el suelo. Aunque en las dos situaciones TODOS los jugadores involucrados deben permanecer DE PIE, esforzarse por ello y en caso de caer al piso levantarse lo antes posible y ponerse en juego (on side). Cabe recordar que en ambas formaciones móviles existen dos líneas de off side, una para cada equipo, que pasan por el último pie del último jugador, respectivamente.
El maul es una faceta o parte del juego, una fuente de lanzamiento (sobre todo cuando hablamos de la ‘fórmula’ line-maul) en donde se trata primero de controlar el juego (asegurar la posesión de la pelota), reuniendo cierta cantidad de jugadores (promoviendo el juego asociado de forwards, como pack, y con la idea de que el rival involucre más gente como para que al abrir el juego haya diferencia numérica y de este modo poder desnivelar la defensa), empujando y yendo hacia adelante (sin esta condición el juez corta e indica un scrum para el equipo defensor), manejándolo con técnica (agregando o sacando jugadores, efectuando giros hacia el centro o hacia el touch, ‘desgranando’ planificadamente cierto número de jugadores formando lo que recientemente se le está llamando ‘células’ para tomar contacto y formar un nuevo maul, etc) y frecuentemente oyendo a un líder de forwards y al medio scrum, quien, en definitiva, va a disponer de la pelota cuando lo crea más conveniente, sea para seguir atacando con los ‘gordos’ o bien, y previa comunicación con su apertura, lanzar a los backs (que también y conforme a la modernización del juego en equipo y a la polifuncionalidad de los jugadores, cada vez es más común que se entreveren forwards y backs: algunos, según la jugada o lo que se pretenda, como ‘señuelos’ o ‘falsos’, otros como ‘punta de lanza o de flecha’ para tratar de penetrar la defensa por el eje profundo pegado o cerca de la formación o por el centro de la cancha, o con salteos o agregando gente por afuera, uso táctico del pie, etc). Como podrán apreciar, sobre todo si hay algún lector medio reacio (de esos sostenedores de ‘slogans’ del tipo ‘el rugby es un juego de brutos’ por ej), el rugby es un deporte de mucha ESTRATEGIA, de mucha CABEZA, un juego fantásticamente completo.
En la práctica es más difícil defender un maul, que proponerlo, sobre todo cuando el equipo atacante lo tiene bien ‘aceitado’, entrenado, estudiado y por caso, hasta puede que llegue a hacer un culto identificativo de toda una corriente o estilo de juego (el Tucumán de los ’80 y ’90 representa o se embanderaba bien con esto).
En cuanto a la disciplina en las móviles en general, lamentablemente y en detrimento del juego limpio conforme a reglamento que se debería practicar y apreciar, muchas veces durante los partidos, del medio local o nacional, los jugadores no colaboran tanto con este cumplimiento. Ya sea por no comprender bien el objeto o espíritu del juego, por desconocimiento de la norma, cierta picardía y en mucho menor medida, queremos pensar que así sea, por mala intención o propuesta de juego sucio deliberado. Entonces, por consiguiente, se termina al menos desordenando el juego (les propongo como ‘ejercicio’ práctico que tratemos de prestar atención en un partido cualquiera en cuántas formaciones móviles, sobre todo en los rucks, observamos a TODOS permanecer DE PIE o al menos intentándolo, o no reteniendo ‘ese instante clave’ demás la pelota en el suelo después de un tackle, o tratando de salir rápido de la situación…, etc). Tratando de salir rápido o levantarse rápido del suelo dice el reglamento (y piensen, los que son o fueron jugadores, la de veces que no fueron sancionados!), no de ser rápidos para achacarle o reclamarle airadamente al juez tal o cual cosa. Que de eso sí se ocupan (aunque esto no debería haber llegado a pasar nunca en el rugby) cada vez más, no sólo los jugadores y entrenadores!?, sino también el público en general. Claro, alguno pensará, no, pero lo de cortado que sería el juego…… varios equipos terminarían con 12!… Colaboración recíproca (nota sobre este tema publicada el año pasado) entre jugadores y árbitro. NO JUGADORES TRATANDO DE….MIENTRAS EL REFERI MIRE PARA OTRO LADO O AL MENOS NO ME SANCIONE!
Si es frecuente que de una formación móvil participen de entre 5 a 10 jugadores, cuántos ojos tiene que tener el réferi, o cuántas vueltas tiene que darle a cada formación, o sino habrá que proponer que haya 2 por partido (con lo que cuesta conseguir uno!). O???, habría que cambiar el reglamento!?…… A este tipo de razonamiento llegamos cuando empezamos a desviar el foco, en vez de asumir culpas o responsabilidades y de enseñar y jugar como corresponde.
Recordemos una vez más que en el rugby: ‘EL ARBITRO SIEMPRE TIENE LA RAZON, MÁS AUN CUANDO NO LA TIENE’ (y así y todo cómo escasean los árbitros, no? Y, algo no estaremos haciendo tan bien!)
No muchachos, el reglamento quedémonos tranquilos está muy bien pensado y revisado, y por eso cada tanto lo van retocando o probando cambios que algunos quedan y otros no; dediquémonos todos, jugadores, entrenadores, dirigentes, jueces, público o simples entusiastas, gente del rugby en general, a enseñarlo, jugarlo y defenderlo como se debe, como dice en el Documento del juego y como todos en el fondo sabemos que debe ser.
Basta de darle con todo a los árbitros y de entronizar obsecuentemente a los jugadores, que son los que más disfrutan del juego, seguro, pero que también tienen su cuota de responsabilidad en esto.
Más bien formemos en la importancia y compromiso de asumir este ‘devaluado’ papel tan relevante como el de jugador o entrenador si se quiere, teniendo en cuenta que para la práctica del juego, junto a la pelota y la cancha (bueno, también jueces de touch y médico por su puesto), son las partes o componentes indispensables e imprescindibles. No hay estadísticas o relevamientos de cuántos jugadores o ex de plantel superior (o seamos más abarcativos inclusive, ex juveniles) han sido o son, mientras o después de ser jugadores, árbitros de alguna categoría, tal vez las más deficitarias en este aspecto, nada menos que las formativas. Pero les aseguro que la proporción es avergonzantemente baja!
Para cerrar el capítulo de las formaciones móviles y con respecto a la actualización periódica de las leyes del juego, la International Rugby Board, ente máximo rector de nuestro querido deporte, y como lo viene haciendo hace algunos años, está poniendo a prueba una serie de modificaciones a las reglas, entre las que se encuentra el tiempo de utilización de pelota o tiempo límite de 5 segundos para jugar la pelota de una formación móvil ya definida. Por ahora (durante el tiempo de prueba y como para irse acostumbrando) los equipos son advertidos por el árbitro ante la voz ¡Juegue!, y de quedar definitivo, siempre más allá de los distintos estilos de arbitraje más o menos ‘preventivos y/o didácticos’, se sancionará directamente la infracción correspondiente (en este caso scrum para el equipo defensor). Este cambio puntual busca, atento a evitar ralentizar o demorar en exceso el juego, desalentar cualquier tipo de especulación contraria al espíritu mismo del juego (con ‘tratar de marcar la mayor cantidad de puntos posibles’ en el tapete).
Gracias y espero como siempre tengan a bien tomar el contenido de estas líneas y de ser posible, enriquecerlo con vuestros comentarios, observaciones, críticas constructivas, etc.
Por Mariano Lemoine, desde Mendoza, especial para Tercer Tiempo
marianolem@hotmail.com