Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia recorren desde hace más de cincuenta años el camino en el que el objetivo principal es optimizar el trabajo que procure las mejores condiciones para la práctica del rugby.

No es un sendero, se trata del ancho camino de los proyectos y de sus concreciones. Ellos, tienen la vista puesta en todo el rugby del país. No lo hacen sólo sobre algún sector en particular. Por supuesto que el hombre es el jugador, es la pieza más importante, es el sujeto que sin él no existiría nada. Me refiero a estas tres naciones porque son las que más cerca tenemos luego del certamen que ayer concluyó: el Rugby Championship, en el que también está la Argentina, país, este que se niega a construir esa ruta. Hace poco lo decidió: “En la Argentina no habrá profesionalismo”. Se seguirá, entonces, apelando a lo pequeño; a lo sectorial; a lo que le que le convenga a alguien, o a algún grupúsculo. Mientras, se seguirá sosteniendo a Europa como banco de adiestramiento y de ensayo para el contingente que, individualmente decide viajar para mejorar su juego, y para ganar plata obvio. Entonces la decisión está tomada, y es que la dirigencia argentina actual ha sido sometida por el supra poder, ese, también nacional, que decide las cosas en la Argentina rugbística: ser furgón de cola, pero con buenos negocios. Es el fuerte hedor del puerto el que contamina todo el mapa rugbístico nacional.

Por Jorge Mazzieri, desde Córdoba, especial para Tercer Tiempo