Día libre en Londres, sin actividad del Mundial de Rugby. Fuimos a ver el partido organizado por “Rugby sin Fronteras” a Richmond Rugby Club para encontrar que no había nada, puesto que el partido se mudó a Esher Rugby Club.
POR LUIS AROLA
Llegamos listos para disfrutar el partido y unas cervecitas, pero el árbitro no llegó. Cuando me enteré que necesitaban uno, me ofrecí a ayudarlos y sin dudarlos me dijeron que si (los jueces de touch fueron mi amigo Ivan Rodriguez, el otro, un hijo de un veterano de guerra argentino, Agustin). Hace cuatro años que no refereo, pero la idea de colaborar en este evento me puso la piel de gallina. Saber que iba a estar junto a veteranos de guerra argentinos e ingleses en una cancha de rugby, me hizo sentir algo muy especial.
Jugamos con reglas de oldies (Mayores de 35), el partido en si fue de 2 tiempos de 20 minutos, hijos, amigos de los veteranos, y ellos mismos, mezclados entre si en azules y rojos entramos todos a la cancha, minuto de silencio como respeto a los caídos y empezó el partido. Sin diferencia de idioma o ideales, todos jugaron al rugby.
El respeto y camaradería fue mutuo y muy especial. Muchos de estos hombres no se conocían pero no duraron en venir y compartir juntos rugby.
No hubo sponsors ni política de por medio, solo la voluntad de muchos, veteranos de guerra, ingleses y argentinos, de disfrutar nuestros deporte “En Paz”.
Hable con varios ingleses y entre ellos Gary, uno de los soldados que estaba en Malvinas cuando las tropas argentinas tomaron posesión de las islas. Gary, me comento que sabían desde Enero de ese año que Argentina estaba planeando la invasión, así y todo los 42 soldados británicos en la isla no recibieron ayuda del Reino Unido. Me decía que ese día estaba a cargo de limpiar toda la cocina y la vajilla usada, tenía todo impecable y en ese momento los argentinos tomaron el pabellón donde estaban, tuvo que darles de comer y ensuciaron todo, y con una sonrisa me dice, eso me molesto más que el ataque.
Otra de las historias, fue cuando unos de los Comandantes Ingleses relataba un ataque planeado que nunca se ejecuto, y al lado se encontraba uno de los argentinos que estaba en la zona donde se iba a realizar. Nunca se vieron las caras, hasta el día de hoy, donde se saludaron “En Paz”.
Después de las presentaciones y tercer tiempo, la gente de “Rugby sin Fronteras” les regalaron un Malbec y un Dulce de Leche a todos los veteranos británicos como recuerdo del evento. También fueron invitados ir a Argentina a jugar un segundo encuentro y parar en las casas de los veteranos argentinos.
Para mi fue un honor poder haber colaborado, no tengo palabras para demostrar lo que siento, respeto absoluto me queda chico. Conocer y charlar con estos hombres, escuchar sus experiencias en Las Malvinas, compartir una cerveza y rugby, no tiene precio.
¡Gracias Rugby!