Se trató de esas experiencias que trascienden lo deportivo ya que seguramente, fue una vivencia que quedará marcada a fuego para toda la vida de cada uno de los protagonistas.
El sábado, el plantel de Menores de 16 años del Club Tilcara desarrolló un trabajo de “cohesión de grupos”, tal como lo denominaron los instructores de la actividad, Matías Viera y Tabaré Muñoz.
La travesía para los 32 jugadores del equipo y su staff, consistía en sacar el máximo provecho de las condiciones físicas y mentales de los chicos en un recorrido de 16 kilómetros por caminos de arena, pozos de agua, barro y carreteras de brosa, que se extendió desde la zona de La Picada hasta la sede del Verde, en Sauce Montrull.
EXPERIENCIA
Según dio cuenta Viera en declaraciones a Tercer Tiempo, en la primera etapa del camino se presentaron obstáculos naturales. “Los combinamos con trabajos de ascensos de barrancos utilizando cuerdas y cubiertas de vehículos, un trabajo en grupo con tiempos medidos y luego superados”, comentó al respecto.
En la segunda etapa del recorrido los chicos debieron de transportar dos troncos en dos grupos de a diez, con sus recambios durante todo el trayecto hasta llegar a su club. “Atravesando el lecho arenoso de un arroyo seco con pozos de agua hasta la cintura en algunos casos, todo el tiempo les exigimos que sean pacientes, disciplinados y técnicos en el paso de los obstáculos. Si una de estas condiciones faltaba, se cobraban infracciones”, contó.
Llegando al puente ferroviario de La Picada, los protagonistas tuvieron que subir los troncos desde arriba con cuerdas y en equipo, para luego atravesar el puente superando cuestiones de vértigo.
Una vez cruzado el puente comenzó la parte más dura de la actividad: seguir trasladando los troncos con el cansancio y bajo el sol entre caminata y trote o cruce de arroyo más (el Sauce) y seguir durante el tramo restante hasta llegar a casa.
AL EXTREMO
“Ver a esos 32 chicos de 16 años entrando a su club corriendo, dando ese último esfuerzo, cumpliendo un objetivo que ellos desconocían nos hace entrar en razón de lo ilimitados que somos los seres humanos. Fueron ocho horas de actividad intensa, con un litro de agua por jugador y un sándwich en el camino. Sin dudas, se trató de una gran experiencia para todos”, manifestó Viera, ex jugador del Paraná Rowing Club, actual DT del Plantel Femenino albiceleste.
El objetivo de la actividad, fue fortalecer el grupo. “Estas actividades grupales exponen a los jugadores a un estrés físico tremendo, haciéndose conscientes de lo importante que es cada uno de ellos en el grupo”, dijo y valoró: “Hacerlos conscientes de lo mucho que pueden elevar el umbral de tolerancia física, es la misión. Y la información que les queda a los entrenadores en vistas al futuro, es muy importante. La cohesión de grupos es una apuesta a futuro”.
POR EL MISMO CAMINO
Así como en este caso lo hicieran los Menores de 16 años del Club Tilcara, ya habían realizado la misma experiencia bajo la órbita de Matías Viera y Tabaré Muñoz, distintos planteles de la Unión Entrerriana de Rugby, del Paraná Rowing Club, Círculo Rafaelino de Rugby, el CRAI, entre otros equipos.
(Fotos: Emanuel Martino / Digan Whisky Fotografía)