Nada puede llenar más de orgullo a un padre que ver a un hijo transitar felizmente la vida por el camino sugerido desde el seno familiar. Y para una familia que se mantiene movilizada por la práctica deportiva, el periplo indicado tiene que ver justamente con el ejercicio, el movimiento y todo lo circundante, como los valores y enseñanzas que se obtienen.
Raúl Stoppello fue un reconocido hooker del Club Tilcara que inclusive, dejó su huella en el rugby entrerriano al representar el seleccionado provincial en numerosas ocasiones a través las diferentes ediciones del Campeonato Argentino de Mayores. Asimismo, integró los elencos juveniles en su adolescencia.
Hoy, a los 50 años, disfruta del deporte de sus amores desde otro lugar. Rauli, como lo conocen en el ambiente, despunta el vicio de seguir a la ovalada de cerca y devolverle a su club todo lo que éste le dio a lo largo de su carrera, entrenando actualmente a los Menores de 15, transmitiéndole al mismo tiempo a los chicos toda su experiencia.
Por su parte Bruno, su hijo, jugador de la camada 2001, tomó el legado que su padre buscó dejarle y no lo soltó más. Desde los 4 años que lleva la casaca Verde marcada a fuego en su piel. A esa edad comenzó a dar sus primeros pasos en el deporte que luego atesoró para siempre.
El pasado sábado 13, no fue un día más para esta dupla. Para los dos, fue una jornada inolvidable. Es que en el día de la vuelta del rugby a Paraná tras 14 meses a raíz del receso obligado por el Covid-19, en el anexo El Plumazo, del Club Atlético Estudiantes, Bruno debutó en la Primera División de Tilcara, midiéndose ante Atlético del Rosario. Como no podía ser de otra forma, lo hizo con la camiseta número 2, que supiera lucir su papá.
SENSACIONES
“Ese día me pudo la emoción. Fue una jornada inolvidable. Fue un día que disfruté al máximo. El jueves previo cuando Bruno me dijo que iba a debutar en Primera, se me cruzaron por la cabeza un montón de sensaciones. Fue una mezcla de recuerdos, tanto desde mi rol de papá como de ex jugador y de entrenador de Tilcara. A él y a todos sus compañeros los vi rugbísticamente crecer y que ahora debuten en el equipo principal de nuestra institución, realmente me deja sin palabras, es un orgullo inmenso”, comentó Raúl en diálogo con MIRADOR PROVINCIAL.
“Siempre le digo que, si juega, es porque se lo ganó. Inclusive habiendo sido entrenador de él, en divisiones infantiles y juveniles, me ha tocado sacarlo porque no ha cumplido. Pero, a fin de cuentas, él, así como lo fui yo, es un fanático de su club. Se la pasa todo el día en Tilcara”, manifestó.
A su turno Bruno, dio cuenta de su parecer y valoró el hecho de haber debutado en Primera nada más ni nada menos que con compañeros con los que compartió la mayor parte de su trayectoria. “Fue un día hermoso y haberlo vivido con Tomi (Tomás Cornejo), Marti (Martiniano Cian) y Fausto (Stamatti), fue increíble”, comentó.
“El día que dieron el equipo se me atravesaron muchas cosas por la cabeza. Teniendo cinco o seis años, acompañaba a mi papá en cada práctica y me quedaba con el plantel a comer o iba a verlos a los partidos. Y hoy, me tocó estar a mí del otro lado. No podía creerlo realmente”, señaló.
DE PADRE A HIJO
En la casa de los Stoppello, el término ‘rugby’, sin dudas que es palabra mayor y no falta en las conversaciones diarias entre padre e hijo.
“El rugby actual es muy diferente al que jugué yo. Siempre pienso y le digo a Bruno: ‘Qué lindo sería tener tu edad para poder entrenar y disfrutar del rugby todos los días…’, ahora es todo muy distinto.”, indicó y añadió. “Antes entrenábamos dos días a la semana y así salíamos a jugar el sábado o el domingo. Hoy, los chicos tienen estímulos todos los días y no solo de rugby, sino también de gimnasio, análisis de video, nutrición, kinesiología y demás”.
“Respecto al juego en sí, personalmente soy muy hincha. Con Bruno compartimos muchas horas de videos. Me fijo mucho en los hookers de todo el mundo, en cómo terminan los dedos al tirar la pelota en el line out, en cómo ponen el pie al ingresar al scrum… trato de explicarle a mi hijo todos los detalles y mañas del puesto. Trato de potenciarlo. A él le gusta la ‘cocina’ del juego y considero que en ese aspecto puede fortalecerse mucho”, contó.
En cuanto al futuro, Raúl visualiza a Bruno como una persona feliz. “Él tiene que ser feliz al preparar el bolso para un partido, al ir a una práctica, al estar en el club. Él es muy disciplinado y creo que ese es el camino que debe seguir. Todo lo demás llega mientras uno se lo proponga”, dijo.
Por su lado, Bruno admitió que su papá “es el primer crítico” en todo lo que él hace pero cada cosa que le dice “es siempre bienvenida”. “Siempre lo escucho, porque es mi referente”, apreció y expresó que sus objetivos a priori pasan por dos aspectos: consolidarse en la Primera División de Tilcara y recibirse de Contador Público Nacional, carrera por la que transita el segundo año. “Apunto a jugar el mejor rugby y a recibirme y después, si surge algo más, como jugar afuera, lo evaluaré en su momento. Siempre tomo el ejemplo de mi viejo, que mientras jugaba, trabajaba y a la vez estudiaba. Creo que se pueden hacer tranquilamente las dos cosas a la par. Hay que ser ordenado y mantener una rutina cotidiana que nos lleve a cumplir con lo que nos propongamos”, deslizó.
DE RAÍZ
Stoppello es un apellido que siempre se vinculó con el deporte en Paraná. Con 78 años, Jorge aún realiza pruebas de triatlón, siendo un ejemplo incluso para sus rivales circunstanciales y captando de la mejor manera distintas miradas.
Desde joven, llevó a sus hijos al Paraná Rowing Club. Gonzalo, siguió en la entidad Remera con la práctica del rugby mientras que Raúl, decidió irse a donde estaban sus mayores amigos, aquellos de la camada ‘71.
Hoy, Ángela, nieta de Jorge, hija de Raúl y hermana de Bruno, representa al PRC en el hockey sobre césped.
El deporte para los Stoppello, sin dudas estuvo, está y estará arraigado de por vida.