Con una victoria opaca, conseguida con lo justo en un partido en el que cada equipo dominó un tiempo, Peñarol Rugby -que sacó una diferencia vital en el inicio- le ganó 17 a 14 a Selknam resistiendo en defensa con un hombre de menos en los diez minutos finales.
Más eficiente, con -apenas- algunos riesgos más y todos muy calculados, por eso Peñarol en el balance del aquel primer tiempo, fue más. Aprovechó las que tuvo producto de la atención en la marca (de allí vino el try de intercepción de Roura) y tanto antes como después, la presión al primer receptor siempre fue intensa.
Apenas tomó riesgos Peñarol en el inicio. En uno de esos riesgos calculados, el «sombrerito» de Freitas y el apoyo de Inciarte le dieron al aurinegro su segundo try que como el primero y un penal con el que se abrió el tanteador, fueron acertados por Martín Roger.
Eso fue todo, eso fue suficiente en los primeros cuarenta, para que Peñarol Rugby sacara una ventaja que parecía, al entretiempo y por las circunstancias, indescontable. Claro que vale aclarar que al aurinegro no le sobró nada, hizo todo muy con lo justo, muy sobre el filo en esa parte inicial.
Del otro lado, Selknam no hizo nada acorde a lo que le planteaba tanto la formación inicial y el partido: sus primeros receptores no fueron ninguno de los hermanos Garafulic, nunca pudo Videla jugar cómodo, nunca generí la incercia suficiente como para jugar dentro de la defensa uruguaya y cuando entró a 22m rivales, se embarullo, se apuró, no fue paciente, no pensó por dónde iba a lastimar más y así, regresamos a los hermanos Garafulic, que no fueron utilizados cuando bien lo pudieron haber sido.
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— PEÑAROL | Rugby (@CAP__Rugby) May 8, 2021
Pero los partidos siempre tienen dos tiempos. Y así como el primero fue para Peñarol, el segundo fue para Selknam. Empezaron de movida, a jugar en campo rival como tenía que ser y en segundo término, a ganar en el contacto. Les faltó sorpresa y les faltó originalidad, pero pudieron al menos hacer una parte de su juego con los delanteros, algo que no había ocurrido en los primeros cuarenta.
El espíritu combativo le cambió la cara al Selknam, a Peñarol y al partido. Dos tries de Selknam en los primeros veinte minutos dejaba el partido a tiro. No le sobraba nada de nada al equipo chileno, pero lo que hacía era lo necesario. La roja a Favaro a falta de diez minutos lo iba a dejar con superioridad numérica.
Sin embargo, se empecinó -y se equivocó- Selknam con el pick and go, con el juego corto. Estuvo cerca, si, pero muchos minutos sin buscar una variante con el tiempo que se le escurría. Ahí fue entonces que emergieron las figuras omnipresentes de Manuel Ardao y Santiago Civetta, como adalides de una defensa granítica.
Para Selknam, quedará en el debe no haber podido consolidar ese dominio cuando lo tuvieron y haber desaprovechado también los primeros cuarenta minutos.
La victoria de Peñarol rompió el hechizo de los enfrentamientos entre ambos, donde nunca el local había podido ganar. Doble además, porque este partido los llevó a la final, partido para el que va a tener que mejorar mucho en varios aspectos.
(Foto: Gaspa Fotos / SLAR)