El paranaense Juan Martín Soffredini renovó su compromiso en Italia y continúa vigente

Juan Martín Soffredini. Su nombre emergió rutilante allá por los años ‘90. Surgió como una de las notables apariciones del momento en el rugby entrerriano, entremezclándose con los protagonistas salientes de aquel entonces. Tal fue el caso de José Raiteri, Martín Gaitán, Emiliano Bergamaschi, Emanuel Uranga, Martín Castrogiovanni, entre otros.

Su apellido ya era sinónimo de rugby en la región debido a la marca indeleble que había dejado su padre durante las tres décadas que lo antecedieron. Difícil olvidar al recordado Juan Pedro -más conocido en el ambiente como Joe-.

No obstante, el paranaense Juan Martín trazó su propio sendero, lo recorrió de una manera excepcional y recogió en el camino trascendentales lauros. Hoy, a pocos días de cumplir 42 años y encontrándose en el epílogo de su carrera, todavía se mantiene vigente en la práctica del deporte de sus amores.

Desde la ciudad italiana de Parma, donde se desempeña de manera amateur para el club homónimo en la Serie B, el entrerriano dialogó con MIRADOR ENTRE RÍOS y se explayó sobre su historia; su carrera profesional; su mirada y objetivos junto a la familia que ostenta junto a su esposa Anna y su hijo Pedro.

El otrora Pumita, surgido del Club Atlético Estudiantes, campeón de la Unión de Rugby de Buenos Aires con Atlético del Rosario, de dilatada trayectoria en Francia e Italia, habló sin rodeos.

-¿En qué momento de tu carrera deportiva podés decir que te encontrás hoy?
-La verdad es que me siento muy bien. Ante todo, estoy disfrutando. De mi familia principalmente, así como del rugby y del club. Quizás algo lejos de aquellas jornadas intensas de entrenamientos o de los compromisos profesionales ineludibles, a los que hace un tiempo estaba abocado al ciento por ciento.
Hoy trato de divertirme y buscar transmitirle a los más chicos, aquellas experiencias que he tomado de tantos años de rugby. Siempre me gustó estar muy bien para jugar, en condiciones físicas y psíquicas. Ahora, me toca compartir plantel con chicos de 19 o 20 años, que te exigen al mismo tiempo llevar casi su ritmo de entrenamiento, por lo que si o si, debo mantenerme a punto.
Acá en Italia uno está habilitado para jugar hasta los 42 años. Más no te lo permiten y yo estoy al límite. Aunque hay que ficharse antes de cumplirlos para poder estirar una temporada más. Eso fue lo que hice, así que ahora estamos esperando el reinicio de la competencia para llevar adelante mi último año como jugador.

-A la hora de mirar deportivamente hacia atrás, ¿qué ves?
-Veo cosas muy lindas, tengo grandes recuerdos. Viví cada momento al máximo. Mis primeros pasos en Estudiantes, de la mano de mi papá, hasta llegar a las divisiones juveniles y darme el gusto incluso de debutar en la Primera División.
Pasé por los seleccionados de la Unión Entrerriana también y Los Pumitas, que significó una experiencia increíble, con el Mundial en Francia de 1998, después los años en Plaza con el campeonato de la URBA logrado y miles de historias alrededor.
Más tarde llegó la etapa de Europa, el arribo a Italia, los títulos en la máxima categoría de este país, el paso por Francia y el regreso a Parma.
Disfruté de cada momento, pero puedo resumir que de todo lo que viví en el rugby, lo más preciado que tuve fueron los amigos que fui haciendo.

-¿Seguís asiduamente lo que pasa en el rugby de Entre Ríos y Argentina?
-Si, me mantengo al tanto de lo que pasa con el CAE y el rugby de la región, así como con Los Pumas. Tenemos un grupo de WhatsApp con mis ex compañeros de la camada ‘79, que van compartiendo todo lo que va sucediendo.
Además, me siento cerca también de lo que pasa allá porque suelo estar generalmente en contacto acá en Italia con Martín (Castrogiovanni) y con el Pollo (Daniel Insaurralde), con quienes nos frecuentamos.

-Desde hace algo más de tres décadas que estás activo en el rugby. ¿Creés que cambió mucho el deporte desde que comenzaste a jugarlo hasta la actualidad?
-Sin dudas, cambió un montón. Desde las maneras de entrenar, a la tecnología que se aplica para el análisis y demás.
Antes bastaba con estímulos de dos o tres veces a la semana y listo. Hoy, todo es mucho más complejo y el rugby te exige estar muy preparado para jugar. Es imposible jugarlo si uno no está al ciento por ciento.
La verdad es que si, el juego cambió mucho. Pero como me mantuve siempre dentro de la cancha, fui parte de esa transición y la fui llevando de la mejor manera. Me resultó muy entretenida.

-¿Qué pensás hacer a la hora de dejar atrás tu etapa de jugador?
-Voy a seguir vinculado al rugby, eso no lo dudo. Me gustaría estar ligado al club dando una mano, pero no siendo el entrenador principal. Para eso hay que estar realmente muy capacitado y estudiar mucho. En mi caso creo que puedo transmitir desde otro lugar, a través de las vivencias y experiencias que fui teniendo.

EL RECUERDO DEL JOE

“Hoy en día no tengo prácticamente ninguna camiseta conmigo. Todas quedaron el pub del Joe. Allí papá se hizo su ‘museo’, que todavía está como él lo había dejado”, contó Juan Martín.

Juan Pedro ‘Joe’ Soffredini fue un histórico forwards surgido del CAE que tuvo el rugby entrerriano y la región, falleció en 2015.

Empezó a jugar al rugby a los 12 años, invitado por un amigo. Durante su adolescencia se mantuvo además con el básquet, aprovechando su altura.

Comenzó a jugar como segunda línea, siguió de octavo y terminó de pilar. Jugó para el recordado Seleccionado del Interior y fue preseleccionado para Los Pumas en los ‘70, aunque una lesión en su rodilla izquierda le imposibilitó ser parte del plantel.

En 1976, en un Campeonato Argentino que jugó con la Unión Santafesina en Mendoza (cuando aún no existía la UER), lo vieron y fue preseleccionado para Pumas del Interior, equipo con el que jugó frente a Nueva Zelanda en Córdoba y ante a Francia en Salta.

Fue a dos entrenamientos y en la gira de 1978 de Los Pumas ante Inglaterra quedó al margen. En su lugar quedó el jugador de Newman, Rodolfo Ventura.

Compitiendo para Estudiantes en Rosario, fue campeón dos años seguidos en quinta (1963 y 1964). Después, se pasó a jugar en la Unión Santafesina y el equipo paranaense con Joe, además de los hermanos Ríos, Juan Ferraroti (era el capitán), Zitelli, Churruarían, Peduzzi, entre otros, fue campeón en cuarta.

Protagonizó la primera gira a Sudáfrica de un equipo de las dos orillas del Paraná, en 1978. Más tarde llegaron las giras de 1981, 87, 94, 95.

Su recuerdo, aún está latente en el Parque Urquiza.

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