Alan y Maira Cabral conforman ese selecto grupo de hermanos que comparten la misma pasión. Desde hace años, ellos se dedican a jugar al rugby en la ciudad de Crespo. Si bien ninguno de los dos comenzó en Unión, equipo en el cual se encuentran hoy en día, el cervecero ha sido como su segunda familia y el lugar donde han vivido todo tipo de experiencias.
Si bien en la Capital Nacional de la Avicultura podemos encontrar algunos casos de este estilo, tanto en Unión como en la Asociación Deportiva y Cultural, a nivel provincial son muy escasos. Es por eso que desde Tercer Tiempo decidimos entablar una conversación con los hermanos Cabral y conocer un poco su historia.
INICIOS
Al igual que la mayoría de los chicos, Alan decidió inclinarse por el fútbol como su primer deporte. Ni bien arrancó la secundaria, sus nuevos amigos lo convencieron de incursionar en el mundo de la ovalada: «yo jugaba al futbol en el secundario y a los seis meses del primer año (2012) me hice amigo de unos chicos que me invitaron a jugar al rugby en Cultural. Arranqué en simultaneo los entrenamientos por tres meses hasta que me di cuenta que con los tiempos no podía, ya que jugaba los sábados a rugby y los domingos al futbol, por lo que terminé dejando fútbol».
Asimismo, el hermano mayor comentó sobre su buen debut en el rugby y recordó entre risas su paso por el futbol y el apoyo que recibió en ese momento de su familia: «La primer pelota que agarré terminó en try por lo que dije esto es lo mío. En fútbol jugué cinco años de delantero y metí capaz tres goles y en rugby, en mi primer partido, ya convertí un try. Yo en fútbol corría y defendía nomás» acotó Alan.
«Cuando arranqué, a mis papás no les gustó la idea de que haga rugby porque me estaba yendo bien en el fútbol. Cuando Maira arrancó me empezó a apoyar. Ahora mi tío y mis otros hermanos van a ver los partidos pero igualmente no le doy mucha importancia porque a mi me gusta.
«Ahora que me desgarré mi mamá como que no lo aprueba. Maira tuvo más suerte porque tiene todas las oportunidades, más allá de la situación en la que está ella ahora (forma parte del seleccionado provincial) si ella necesita algo, ya sea ropa o algún elemento para jugar, voy yo o le digo a mi mamá».
«Yo sabía que a mi mamá no le gustaba para nada pero cuando empecé a tener mis logros eso cambió. Cuando yo estaba en juveniles y jugué en el seleccionado provincial y demás ella se ponía muy contenta por mí. Obviamente si llegaba a casa golpeado ella se preocupaba».
«Con Maira somos sinceros, cuando ella comete errores dentro de la cancha yo se lo remarco y se lo digo bien pero cuando hace las cosas bien también la felicito».
El caso de Maira fue diferente, sobre todo porque hace unos años era muy difícil encontrar chicas que incursionen en este deporte. Igualmente, a pesar de esperar tres años su debut y con el nerviosismo de sus padres causado por un deporte con mucho contacto, ella siguió adelante (obviamente con el apoyo de su hermano): «empecé a entrenar en «Las Hienas» desde muy chiquita en infantiles (2016). Me acuerdo que en ese momento no jugué ningún partido por ser la única infantil por lo que tenía que vivir los partidos desde afuera. Después se disolvió el equipo, hubo un año en el que no entrené y Micaela (Warkne) me invitó a jugar en Unión y fui a entrenar en 2019″.
«Por una cuestión de ser mujer, a mi papá le parecía un deporte para hombres pero igualmente, luego le gustó que yo vaya a entrenar pero a mi mamá le daba miedo pero cuando vio que nos estaba yendo bien y no teníamos lesiones se sintió un poco más aliviada».
«Él (Alan) tuvo influencia en mí antes de empezar en rugby. Cuando arranqué a entrenar sabía algunas cosas básicas. Un día estábamos dando pases con una amiga en el playón de la Comercio y llega una chica que nos invitó a entrenar con las hienas y dijimos que sí».
«Alan siempre está para contarme que hizo en un partido y yo siempre estoy para él. Cualquier cosa que yo no entiendo él está ahí para explicarme ya que él sabe mucho más que yo».
MOMENTOS
Después de tantos años en el ámbito del rugby y con un plantel formado y competitivo, Maira tuvo muchas experiencias en este último tiempo. Sin dudas, según ella, la mejor fue la posibilidad de participar del TRL junto a sus compañeras de Unión y, en ese entonces, de Cultural: «Por la experiencia creo que el TRL fue el momento más lindo porque en todos los años que jugaba al rugby nunca me tocó jugar un torneo así. Se que es importante debido a que varias chicas pasaban a primera y era algo que estaban buscando. En cuanto a un partido, creo que la vez que ganamos el provincial en la última fecha ante la UTC de Don Bosco/Echagüe».
«Por otro lado, creo que, fuera de la cancha, el mejor momento fue cuando la vuelta a Crespo luego de ser campeonas en donde estaba mi hermano para esperarme y todas las chicas» acotó.
Por otro lado, Alan recordó varios partidos que fueron significativos para él pero, entre risas, recordó su debut en primera con la camiseta del cervecero: «mi debut fue muy malo. Le metí una patada voladora a uno del otro equipo (risas). Cuando yo entré habían sacado a uno de nuestro equipo en camilla y el clima era complicado por lo que estaba nervioso. Ellos patean, la pelota me pasa y cuando la veo picando decido patearla, al hacerlo veo que viene el otro jugador que quería agarrala y se la pego en la rodilla y lo dejo en el piso. El árbitro me sacó amarilla solo porque era mi primer partido. Es mi única tarjeta hasta ahora» aportó el back de Unión.
AMOR POR LOS COLORES
Finalizando la entrevista una de las cosas que destacó Alan, fue el gran ambiente que se vive en Unión: «Es impresionante la enorme familia que se formó en Unión. A mí me encanta. Los viernes nos juntamos a comer y somos 200, jugamos al truco, nos matamos de risa. Es todo muy lindo» aseguró.
Maira también se sintió agradecida por ser parte de la familia del verde y destaco a uno de sus mejores entrenadores y la posibilidad de participar en el Regional: «En Unión tuve la suerte de aprender muchísimo con Gaby Pereyra, quién fue uno de los mejores entrenadores que tuve. También decir que gracias a Unión pudimos llegar al TRL luego de formar la UTE con Cultural».
Por último, Maira, analizó el presente del deporte en su rama femenina y se mostró muy contenta por el crecimiento que tuvo en este último tiempo: «se le está dando más importancia a la rama femenina. Cuando yo empecé a entrenar era muy raro ver entrenar a chicas en este deporte. Fue impresionante ir al TRL y ver la cantidad de gente que va a ver los partidos y las gurisitas que empiezan desde temprano. Es linda la convivencia que hay».
«Antes no había torneos femeninos. Yo entrenó desde 2016 y jugué mi primer partido oficial en 2019. Además, estoy jugando casi todos los fines de semana» sentenció.