Las mujeres continúan dejando su marca en el rugby entrerriano. Poco a poco van sentando distintos precedentes, sorteando obstáculos, tomando las oportunidades que buscan y en consecuencia, cumpliendo metas en un deporte en el que décadas atrás tenía espacios muy reducidos.
En ese marco, una de las grandes protagonistas de la temporada es la referee concordiense Ariadna Ávalos, de 24 años, quien tras haber dirigido hace algunas semanas el Campeonato Nacional de Clubes de Damas, fue oficializada en los últimos días por la Unión Argentina de Rugby (UAR) para impartir justicia en el próximo Seven de la República Femenino, certamen a celebrarse en Paraná el fin de semana próximo.
La particularidad es que este objetivo le llegó mientras se entrenaba para afrontar el cónclave representando a la Unión Entrerriana de Rugby (UER) pero como jugadora, tal como lo hiciera en temporadas anteriores.
“Es una alegría inmensa”, le confesó Ari a MIRADOR ENTRE RÍOS, con la humildad que la distingue y posiciona entre las máximas referentes de la historia del deporte de la ovalada a nivel provincial.
-¿Cómo fue tu llegada al rugby?
– Arranqué a los 13 años en Salto Grande a raíz de la invitación de una amiga. Pero al poco tiempo es grupo se disolvió y como había un grupo grande de chicas que queríamos seguir jugando, nos fuimos al Club Espinillos. Ahí comenzamos a jugar las competencias que organizaba la UER.
Sin embargo, después el rugby femenino vuelve a Salto Grande y regresé al club, que fue donde empecé con la práctica deportiva de muy chica, haciendo natación.
Lo que más me motivó del rugby fue la transmisión de los valores que pregona. En el mundo del rugby, uno encuentra una familia que está dispuesta a cuidarte siempre.
Empezar practicando este deporte y haciéndolo en la modalidad de Seven, que es la que se desarrolla en nuestro país, no es sencillo para ninguna mujer. Hay que contar con importantes destrezas que generalmente se van adquiriendo con el tiempo.
En mis comienzos, tomaba el ejemplo de la paranaense Melina Cornejo, a quien considero una jugadora muy inteligente. Recuerdo aquellas primeras prácticas en el seleccionado con ella… sentía que aprendía mucho.
-¿Por qué se dio tu incursión en el arbitraje?
– Siempre fue muy curiosa. Cada vez que un árbitro me cobraba algo, me quedaba pensando en el porqué lo hizo. Siempre pensé además que quien conoce a la perfección el reglamento, va a jugar distinto, con otra viveza.
Entonces en aquella época, hace tres años más o menos, realicé el curso inicial de referees en Paraná. Aquella temporada Espinillos no presentó su equipo femenino en el torneo de la UER y un día que fui a ver un partido me lo crucé al árbitro Rubén Zavala, a quien le comenté que me hubiese gustado ser referee. A la semana, él me habla y me pregunta si quería realmente arbitrar. Lógicamente le respondí afirmativamente y arranqué.
Cada vez que había Seven, yo arbitraba. Cada vez que hablo con otros referees que lo conocen, les digo que soy la miniatura de ‘Rubo’, ya que, en muchas cosas respecto a la manera de arbitrar, me considero parecida a él.
-¿Cómo transitás ese paralelismo entre dos roles tan diversos, como el de ser jugadora y ser árbitro?
– Creo que va a llegar un momento, en el que voy a tener que tomar la decisión fuerte de optar por una cosa u otra. La verdad es que me gusta mucho jugar. Actualmente en Salto Grande nos rearmamos y nos sentimos muy motivadas. Trato de dar todo por mi equipo, en principio, sea como jugadora o árbitro. Este año me entrené un montón y se me han ido dando varias cosas positivas. En lo personal, haber sido citada como referee al Nacional de Clubes Femenino fue una de ellas. Y ahora, quedar entre las referees que vamos a arbitrar en el Seven de la República Femenino es otra.
Hay veces que me obsesiono en el buen sentido con tanto rugby. Me entreno en el gimnasio pensando en rugby y complemento ese trabajo saliendo a correr, andando en bicicleta y entrenando con las chicas del club. Además como referee estudio muchos los videos de los partidos de los que fui parte y en general, observo mucho el rol de los árbitros en cada juego, con la intención de ser perfecta al arbitrar y de generar un juego más fluido.
También analizamos mucho el juego con el referee de mi ciudad, Walter Martínez. Trabajamos en campo el tema del posicionamiento, las señas y demás. Es el trabajo invisible que hacemos para progresar, que pocos lo saben y te ayuda a llevarte a donde quieras llegar.
-¿Sentís que hay respeto para con el referee? ¿Creés que quienes juegan conocen bien el reglamento?
– En líneas generales creo que si. A veces, cuando veo que las cosas no van bien, llamo a los capitanes y les pido control de sus compañeros. Pero no se puede bajar la guardia porque sino, te empiezan a pasar por encima y el arbitraje baja de nivel. Hay que mostrarse fuerte y segura.
Solamente una vez sentí que me faltaron el respeto, pero vino desde afuera de la cancha. Nada más que eso.
Respecto al conocimiento del reglamento por parte del jugador, hay momentos en los que al no conocer bien las reglas, lo único que hacen cuestionando, es trabar el juego. Se escuchan cuestionamientos por ahí sin tanto sentido y cuando uno le explica qué pasó, te hacen quedar como si el referee no sabe. Y ahí es cuando se da un momento feo.
-¿Pensás que todavía falta para alcanzar un techo respecto a los objetivos que te trazaste?
-Si, siento que todavía no llegué al techo. Tengo mucho más para dar. Pero por lo pronto, seguiré trabajando. Nada me ha llegado de casualidad, sino por mucho trabajo y esfuerzo que le he dedicado. Cada esfuerzo se nota en la cancha.
A la par de todo, estudio Tecnicatura en Gestión Gastronómica y trabajo en un comedor comunitario de Concordia. Los sábados que me toca arbitrar en Paraná, me tomo el colectivo a las 3 de la madrugada y después el mismo día pego la vuelta. Pero siempre, disfrutando de todo este camino.
Entre lo que puede venir, me encantaría también arbitrar en el Torneo Provincial de Mayores Masculino o sin dudas en el Torneo Regional del Litoral.
-¿Qué le dirías a alguien que está en duda, entre ser o no ser referee?
-Le diría que tiene que animarse, porque sin referee no hay partido. Lo que hablamos mucho también con Diego Dlugovitzky (Coordinador de referees UER), es que es importante que los clubes hagan sentir eso, de que es necesario impulsar nuevos árbitros. Ojalá haya cada día más gente que se anime a arbitrar.
Muchas veces pasa que entrás a la cancha y alguien afuera te está cuestionando todo lo que el árbitro hace. Estaría bueno que esa toma de conciencia provenga desde los clubes. El referee es un ser humano también y puede equivocarse así como cualquier jugador o entrenador. Pero todo esto es a prueba y error. Si uno se confunde una vez, sabrá cómo corregirlo la próxima.
(Foto principal: Prensa Salto Grande)