A lo largo de la historia solo nueve entrerrianos lograron alcanzar la camiseta de Los Pumas. Uno de ellos, fue el chajariense Nahuel Lobo. El jugador surgido en el Club Curiyú, se insertó en el selecto grupo que comparten Camilo Abud, Enrique Rodríguez, Ricardo Annichini, Marcelo Faggi, Martín Gaitán, Emiliano Bergamaschi, Javier Ortega Desio y Marcos Kremer.
El primera línea fue parte del encuentro de pre-reserva en el que el Club Atlético Estudiantes se impuso sobre el Paraná Rowing Club por 24-21, el sábado último en El Quincho de la Ruta 18 del Club Tilcara, en el marco de la vigésimo cuarta fecha del Torneo Regional del Litoral.
Luego de cinco años de inactividad, lapso en el cual se avocó de lleno a impulsar su barbería y restó-bar que posee en Santa Fe, Lobito sintió que era hora de regresar a la acción, a los 30 años.
En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, el jugador que pasara además por Los Pumitas, Pampas XV, Barbarians y Carcassonne, así como los seleccionados entrerrianos juveniles y mayor, dio cuenta de su pensamiento luego este retorno.
– ¿Qué sensaciones te atraviesan al haber vuelto a jugar después de tantos años?
– La verdad que siento una felicidad que no me entra en el cuerpo. Estoy muy contento de haber vuelto al ruedo, de pisar una cancha, de compartir un vestuario… Incluso hasta sentí muchos nervios, ingresando como suplente, ver el inicio del partido desde el banco y empezar después a prepararme para entrar, fue algo increíble. Fue una sensación que no sentía hacía muchísimo tiempo. Algo inexplicable y muy lindo realmente. No veía las horas de volver a jugar. La verdad que me moría de ganas de pisar otra vez una cancha. Jugar es lo más lindo que hay. Quiero volver a sentir lo que es esa adrenalina de entrar a una cancha. Es difícil estar sin jugar. La verdad es que extrañaba volver.
– ¿A raíz de qué decidiste regresar?
– Todo surgió hace un par de meses, cuando fui al Parque Urquiza a presenciar el partido ante Old Resian. Ver esa energía, acercarme al vestuario y volver a percibir esas sensaciones únicas, me despertaron las ganas de volver. Enseguida, en ese momento, pensé ‘que hago que no estoy jugando’, así que empecé a pensar en el retorno. Es cierto que tuve que acomodar muchas cosas para volver, como el aspecto comercial de mi negocio en Santa Fe, sumado a que necesité ponerme a punto como correspondía para poder estar a la altura de las circunstancias, pero esto es lo que me apasiona. Además, tengo 30 años y creo que todavía me queda hilo en el carretel para dar y disfrutar.
– ¿En qué etapa de tu vida te encuentra este retorno?
– Si bien estoy radicado en Santa Fe y por suerte, con muchísimo trabajo, no tomo todo esto como un sacrificio sino como un disfrute. Cuando llega la previa de la práctica, siento un momento de desconexión. El hecho de preparar el mate, viajar hacia Paraná escuchando música, pensando a la vez en el entrenamiento que se viene… Ni hablar cuando llego al club y me encuentro con todos mis compañeros.
-¿Sos consciente que quizás con muchos compañeros con los que ahora compartís cancha, cuando estabas en Montpellier o Los Pumas, eran jugadores infantiles?
-Si, me pasó. La verdad que es algo extraño y a la vez increíble. Me sucedió que en el vestuario mientras nos cambiábamos, varios compañeros me comentaban que de chiquitos me veían jugar por la tele. Todo pasó muy rápido, sin lugar a dudas. Es todo muy loco.
– ¿Cuáles son tus objetivos deportivos con este regreso?
– Hace tres meses que vengo entrenándome de manera intensa. En el medio sufrí un desgarro en el gemelo interno que me hizo parar un par de semanas pero no bajé los brazos. No es lo mismo correr lineal que hacerlo zigzagueando en una cancha y la verdad, puedo decir que haber entrado nuevamente me hizo sentir muy contento.
Claramente mi objetivo pasa por llegar otra vez a la Primera División. Sean minutos o el partido entero. Pero sé también que el equipo está atravesando un muy buen momento y cuenta con un nivel espectacular. Para jugar arriba tengo que estar muy preparado y en ese camino voy.
– ¿Qué te parece que cambió en Estudiantes desde que dejaste hasta esta parte?
– Creo que cambió el profesionalismo que tienen los chicos incorporado ya. La manera de encarar los entrenamientos, el descanso, la alimentación… Y todo queda plasmado después dentro de la cancha. Quizás años atrás se trabajaba del mismo modo pero hoy, ya lo traen inculcado todas las camadas y eso se siente en cada encuentro, entonces uno tiene que adaptarse o adaptarse, no hay otra chance.
-¿Qué le podés aportar a este plantel del CAE?
-Ante todo quiero acompañar al equipo e ir por todo. No solo apuntar a las semifinales, sino alcanzar lo más lejos posible y quiero poner mi granito de arena. Talvez puedo aportar experiencia. La experiencia de distintas situaciones que he vivido en el rugby, tanto buenas como malas, así como en el juego y afuera. Por momentos me sitúo en la edad de los chicos y en sus ambiciones. Tuve en mi caso, la posibilidad de pasar esa etapa y si tengo algo que sugerir, es que sepan poner un freno de mano y disfrutar el ahora. Que no piensen en mañana, sino que vayan partido a partido, momento a momento y que lo den siempre todo, porque nunca sabrán cuándo será su último encuentro. Y hablo desde mi propia experiencia. Es decir, yo nunca había decidido retirarme, sino que había hecho un parate. Hoy, que estoy volviendo a pisar cancha, siento que la despedida será recién cuando no dé más y diga ‘hasta acá llegué’.