La inclusión es uno de los factores que hacen a la esencia del rugby. No importa la talla ni la contextura física; ni el peso o la altura; mucho menos la condición social o el género. Todos, tienen su lugar. De hecho, podría decirse que existe un lugar dentro del campo para la satisfacción de cada persona.
Cristian Exequiel Obispo nació en Paraná hace 34 años y tiene hipoacusia. Vive en Viale junto a su familia: está casado con María Noe Bernardara y es papá de Ángel, Martín y Lautaro. Actualmente trabaja en el área de mantenimiento de la escuela Técnica de Viale.
Empezó a practicar rugby porque quería experimentar una nueva disciplina. Comenzó a practicar desde el año pasado en la escuadra vialense: Camatí.
Días atrás, fue convocado por la Unión Rugby Sordos Argentina (URSA) para concentrar en las instalaciones de La Tablada de Córdoba y llevar a cabo un cotejo amistoso frente al elenco local.
Más allá de ser un amante de la actividad física en general, paso a paso un ganándose un espacio de referencia en su club, junto a su equipo, con sus nuevos amigos. No hay barreras para la inclusión y Obispo da cuenta de ello.
PUNTO DE PARTIDA
“En el equipo Camatí, lo que encontré son muy buenos compañeros, que me han ayudado muchísimo a comprender los entrenamientos y los partidos. El desarrollo del juego. Lo que me dio rugby o mejor dicho, me enseñó, es esforzarme al máximo y a trabajar en equipo. Si bien practiqué a lo largo de mi vida, otros deportes como fútbol, atletismo, karate, vale-todo, etc., siento que el rugby es absolutamente diferente a todos”, indicó el entrerriano en declaraciones a MIRADOR ENTRE RÍOS.
La provincia cuenta con los antecedentes del paranaense Rodrigo Villagra y del gualeguaychuense Juan Alberto Faiad, también hipoacúsicos que supieron representar al país en distintos certámenes. Para Obispo, en este caso, fue la primera vez. Fue el punto de partida.
“Fui convocado a la URSA gracias a Juan Alberto Faiad, que fue quien envió a la entidad una referencia sobre mi persona y a partir de ahí, ellos se contactaron conmigo”, contó.
En cuanto a sus objetivos en el rugby, el flamante back dijo: “El objetivo que tengo con Camatí es seguir siendo parte de los partidos de esta temporada y poder salir campeones, cueste lo que cueste. Y con la selección, mi anhelo es poder debutar en el Mundial de Rugby Seven, que se realizará el año que viene”.
“El pasado domingo 7 jugué en la Primera División de Camatí frente a Sirio Libanés de Nogoyá y en el último minuto del segundo tiempo pude hacer un try. Fue una emoción enorme. Recibir el saludo de mis compañeros, que se alegraron y me felicitaron, apoyándome cada segundo, fue algo inolvidable”, deslizó.
Por su parte, valoró también la experiencia desarrollada en URSA. “El sábado 13 hubo dos concentraciones en la provincia de Córdoba: la primera en La Calera y la segunda en el Club La Tablada, con los demás jugadores sordos del país. Y, al día siguiente, vimos acción frente a La Tablada. Aunque perdimos, vivimos una muy linda experiencia y lo más importante fue que la disfrutamos. Aparte éramos pocos jugadores. Las restricciones de la pandemia hicieron que pasaran más de tres años sin que la URSA tenga actividades. Inclusive muchos jugadores dejaron ser parte de la selección. El próximo encuentro será en octubre, en el fin de semana largo de ese mes, en lugar a confirmar”, concluyó.
SOBRE CRISTIAN…
Respecto a Cristian Obispo, Mauro De Ángelis, referente de Camatí, del rugby vialense y del Desarrollo entrerriano, dijo: «Es una persona que tiene una facilidad de llegarles a todos. Se integró fácilmente con su forma de ser. Es un pibe jodón y trasmite al grupo alegria. Él está continuamente mandando videos de rugby o mensajes. Se hace entender muy bien y nos entiende también».
Por su parte, en lo estrictamente deportivo, sostuvo: «Hablando de rugby hace muy poco que está entrenando y jugando pero este viaje que realiza yo creo que se lo merece por el esfuerzo de estar y pertenecer a nuestro deporte y a Camatí en sí. Para Camatí es algo lindo, nos sentimos todos contentos por el y tal vez no nos dimos cuenta de la realidad, que fue convocado a un entrenamiento con el seleccionado nacional para promover el rugby de sordos en la región como estaba escrita en la nota de invitación. Es muy buena gente, tiene sus hijitos que también hacen rugby y su mujer que lo acompaña siempre».
EN LA HISTORIA
El rugby de sordos trascendió a nivel mundial y en Entre Ríos no fue la excepción de la mano del paranaense Rodrigo Villagra y del gualeguaychuense Juan Alberto Faiad, quienes constituidos plenamente en el Paraná Rowing Club y Carpinchos Rugby Club, dejaron una huella en cada una de sus instituciones.
Nucleados todos los jugadores federados con la incapacidad de escuchar sonidos en el elenco de su país, la actividad crece a gran escala. De hecho, cada uno en su época, tanto Villagra como Faiad representaron a Argentina.
El “Deaf Rugby”, como es reconocido internacionalmente, tiene su propia Copa del Mundo, cada seleccionado lleva adelante giras y disputa amistosos al igual que cualquier otro elenco convencional.
Pese a que todavía hay muchos mitos alrededor, es importante entender el sistema de juego para conocer cómo se desarrolla cada partido.
El Tuti, como es conocido Villagra en el ámbito del deporte paranaense, ya no se encuentra en actividad aunque dejó su legado, numerosos amigos y un gran amor por su club, en el que jugó desde pequeño y al que todavía acude para presenciar los partidos que juega principalmente el Plantel Superior.
Usualmente como wing o fullback, se desempeñó entre 2001 a 2004 con el equipo argentino de sordos, del que atesora los mejores recuerdos. Incluso, siendo partícipe de una visita que tuvo el equipo a Paraná, a comienzos de este mileno, cuando disputo un encuentro ante la Primera División de Rowing en el campo de deportes La Tortuguita.
Por su parte Faiad, practica rugby hace 22 años en la ciudad del sur entrerriano y es reconocido en el ámbito provincial por sus dotes con la ovalada, desempeñándose generalmente como apertura. En 2018, fue distinguido con el premio Jorge Newbery, entregado por la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires, en la Usina del Arte de Capital Federal por su incansable labor con el combinado nacional de rugby de sordos, que integra hace varias temporadas, entre las cuales llegó incluso a ser capitán.
Cabe destacar que este conjunto no está dentro de la órbita de la Unión Argentina de Rugby, aunque representa a la nación con el mismo orgullo que cualquier otro elenco.