El rugby le abrió muchas puertas al uruguayense Brian Francou y él, se encargó de tomar por los caminos correctos.
Nacido el 18 de diciembre de 1996, hijo de Miguel y Lorena, hermano de Nicolás y Micaela, empezó a jugar al rugby en 2012 por invitación de su amigo Mariano Roude. “En ese momento estaba haciendo al tenis, aunque ya estaba un poco cansado del deporte individual. Descubrí el rugby y me gustó mucho. Era un deporte muy físico, pero siempre hacía énfasis en el trabajo de equipo para poder lograr objetivos, eso me llamó mucho la atención y decidí seguir jugando, creciendo y aprendiendo”, admitió.
Durante sus primeros años junto al Club Universitario de Concepción del Uruguay (CUCU), fue tomando ejemplos de distintas personalidades de la institución. “Cómo referentes hubo varios. En cuanto al juego: Lalo Mir, Chule Classen, Ernesto Molina o Lorenzo Etcheverry, que fueron los jugadores que más me han enseñado cuando ingresé al Plantel Superior. Y, entre los entrenadores, puedo destacar a Juan Martín Podestá y a Marcelo Richard en juveniles. Ya en Primera, a Nacho Martínez Uncal, Nicolás Vouilloud o Fernando Castelli, además de tantos que seguro me estoy olvidando y siempre me han querido trasmitir sus experiencias”, remarcó.
Tras su etapa en el CUCU, en la que también fue parte de distintos seleccionados de la Unión Entrerriana de Rugby, Francou decidió migrar hacia el rugby cordobés, donde se dio el lujo de militar en un nivel más elevado al que acostumbrada. Sin embargo, su adaptación fue muy positiva.
En tanto, meses atrás llegó a Italia, donde se encontró con un mundo diferente. Primero arribó a Lecce y hace tres semanas recaló en Carovigno, una ciudad en la provincia de Brindisi que cuenta con 20 mil habitantes. Está situada frente al mar adriático y tiene diversas posibilidades para crecer. Una de ellas, fue tomada por el entrerriano, que además de jugar al rugby trabaja en un ‘Wine Bar Sostenible’, es decir un mercado que solo vende vinos naturales y aperitivos. No obstante, lo que más movilizada al uruguayense es la ovalada.
-¿Qué te llevó a dejar Concepción del Uruguay y emprender tu partida hacia nuevos rumbos?
-Quise ir por nuevos desafíos. Sinceramente nunca me hubiese imaginado estar donde estoy, gracias al rugby. El año pasado tuve la oportunidad de jugar el Top 10 de Córdoba con el Córdoba RC, un torneo muy duro, largo y físico, con clubes de mucha jerarquía cómo Tala, La Tablada, Córdoba Athletic, Jockey de Córdoba, entre otros. Son todos clubes con muchos jugadores y de buen nivel, con infraestructura adaptadas para poder llevar a cabo el rugby de sus jugadores a nivel de elite. Fue una competencia que me sirvió para crecer, pero no me conformé y quise ir por más.
-¿Cómo fue tu adaptación a una cultura distinta? ¿Te cruzaste con otros entrerrianos?
-Primeramente, quería conocer la cultura del rugby en la Puglia -región Sudeste de Italia- y fue así como muchas cosas coincidieron hasta arribar a un club nuevo como el Bros, junto con mi coterráneo Omar Hatum. Teníamos pensado venir a Italia a realizar nuestra ciudadanía y que mejor forma que utilizar el rugby como puente para poder no solo gestionar el trámite, sino seguir disfrutando de esto que tanto nos apasiona y uno no quiere dejar. Así que la partida fue bastante veloz. Tuvimos poco tiempo para despedirnos de familiares y amigos, pero bueno siempre con la mente fija en los objetivos a cumplir.
Cuando llegamos nos encontramos con otros paranaenses y argentinos. Estaban dos chicos de Tilcara, como Facundo Marchetta y Joaquín Troncoso. Además había otro de Chaco, Julio Medina. Así que el estar con gente que hablaba nuestro idioma nos ayudó bastante desde lo emocional, ya que juntos salíamos a tomar mate y recorrer lugares, algún que otro asado y demás. Pequeños detalles que cuando estás lejos de casa se valoran mucho más.
Todavía no me he cruzado con Marcos Delorenzi, Lucio Pratti o Bruno Dapit, otros de los entrerrianos que están acá. Pero si hemos estado hablando bastante. Los tres siempre nos dieron una mano para poder estar más cómodos. Se han mostrado muy serviciales cuando les hemos hecho distintas preguntas así que fue de gran ayuda poder contar con ellos y lo que sus experiencias les han aportado este tiempo.
-¿Con qué nivel de rugby te encontraste? ¿Cómo fue tu incursión al equipo y el arribo a un nuevo plantel?
-En cuanto a lo deportivo, a las semanas de llegar, jugamos dos partidos (ida y vuelta) contra Tigri Rugby Bari, que es como el clásico del club Bros’ en dónde estábamos jugando nosotros. Vencimos de local y de visitante, logrando ser campeones de la región Puglia, en la Serie C. Con este logro el equipo se clasificó para poder jugar el torneo de ascenso a la Serie B.
Respecto al nivel de rugby, no era tan exigente, ya que veníamos acostumbrados a una exigencia superior. Pero al no haber una cultura de rugby tan formada aquí en esta región de Italia, era muy complicado llegar a los jugadores, inculcarles el hábito de ir a entrenar, de ir al gimnasio, de no faltar a los partidos, etc., que para nosotros -los argentinos- era algo en lo que no se podía fallar. Así fue que a mediados del torneo de ascenso habíamos perdido una gran cantidad de jugadores por lesiones, por partidas de otros argentinos y además por la falta de compromiso para poder seguir adelante con el proyecto del equipo. Entonces, a mediados de febrero se nos terminó la competencia y no pudimos llegar más lejos.
-¿Cuáles son tus objetivos rugbísticos en Europa? ¿Y personales?
-En cuanto a mis objetivos rugbísticos, siempre tengo la ilusión de seguir poniéndome a prueba y ver qué tan lejos puedo llegar. Cómo una cuestión de desafío propio. En este momento empieza un receso del rugby como hasta agosto, así que mientras seguiré entrenando solo, disfrutando el verano europeo y hablando con algunos clubes de categorías más altas para la próxima temporada. Siendo extranjero es un poco complicado los procesos de selección para los clubes, ya que cuentan con pocos cupos, por eso la prioridad es obtener la ciudadanía italiana para que así se vayan abriendo más puertas. Pero bueno, vamos paso a paso e intentando disfrutar el presente y el lugar donde estoy hoy. Es un país bellísimo con mucha historia y cultura, así que estoy contento del presente que el rugby me da la posibilidad de vivir.