El entrerriano trinacional que dejó una marca indeleble

Vincular al scrum con el concordiense Enrique Rodríguez es algo muy común en el rugby. Más conocido en el ambiente como “El Topo”, fue catalogado años atrás como el mayor conocedor de esa faceta del juego. El pasado martes 20 cumplió 71 años.

Rodríguez es entrerriano aunque muchos lo relacionan con Córdoba, provincia en la que se inició activamente con la práctica del rugby en la década del ‘70. Su carrera deportiva tuvo de todo y hoy, su gesta puede ser contada cual leyenda. Es que comenzó con la camiseta de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y más tarde, lució la del Tala Rugby Club. Luego de jugar también para la Unión Cordobesa de Rugby (UCR), Sudamérica XV, Barbarians, nada más ni nada menos que para Los Pumas en 13 ocasiones y antes de haber tenido el privilegio de disputar el Centenario de lo que hoy se conoce como World Rugby junto a los mejores de la época, en 1984 migró hacia Australia, donde echó raíces y dejó su marca junto a los Wallabies con un registro de 26 caps y una Copa del Mundo. Y, como si todo eso fuera poco, hasta se dio el lujo de desempeñarse después para el seleccionado de Tahití, para cerrar una extensa trayectoria cargada de logros y destacadas experiencias.

DE MENOR A MAYOR

El ‘Topo’ -declarado Embajador Honorífico de la Ciudad de Concordia en 2012- arribó a ‘La Docta’ en 1971 para estudiar psicología, carrera que cursó durante tres años hasta que dejó para atender a su familia y el trabajo. Su actitud y compromiso en el rugby siempre fueron profesionales, aunque continuaba siendo un jugador amateur.

Sus distinguidos desempeños en el rugby cordobés, entre la UNC y Tala, junto al seleccionado de la UCR, el del Interior y Sudamérica XV, le dieron su oportunidad en Los Pumas, en una época en la que alcanzar el representativo argentino sin ser de Buenos Aires, era más difícil de lo habitual. Su primera convocatoria a Los Pumas fue en 1978 y con los años transcurrieron más. Esa primera gira fue por Inglaterra, Gales, Irlanda e Italia. De nueve partidos, el concordiense disputó tan solo uno. Aunque habría tiempo de revancha. Con el paso de las temporadas, llegó a las 13 caps. Sin embargo, en 1983 decidió cambiar de aire y partir hacia tierras australianas, donde finalmente se convertiría en un emblema.

En aquel entonces, tomó la decisión de ir a Australia por su familia. No se fue para jugar al rugby. En la gira del ‘83 con Los Pumas vi el potencial del país, conoció gente y se fue a probar suerte porque la situación en Argentina era delicada. “Yo tenía 32 años, pensaba que mi carrera estaba terminada. No se me hubiera ocurrido nunca que iba a jugar en los Wallabies. Pero después de un par de meses en el Warringah RC, me citaron para jugar por New South Wales y ahí nomás me invitaron a integrar el plantel de los Wallabies”, contó Rodríguez, quien continuaría con el equipo oceánico por cuatro años más, siendo parte ni más ni menos que de la primera de la historia.

CITAS ESPECIALES

Además de los tests con Los Pumas y los Wallabies, el entrerriano ostenta un choque con la camiseta de Tahití. «En 1981 fuimos con Tala a Nueva Zelanda de gira e hicimos escala en Tahití por 36 horas. Vino el entrenador frances Robert Antonin a visitarnos. Eso fue en marzo y el 14 de julio, para el aniversario de la Revolución Francesa, jugaban un partido con el seleccionado de Francia que venía de vuelta de una gira por Australia. Un mes antes me llegó la invitación y fuimos con otros tres jugadores de los All Blacks”, había contado en su ocasión.

Por su parte, otra camiseta de fuste que Rodríguez vistió, fue la de los Barbarians FC, en 1991.

DA PELEA

No todo fue color de rosa en la vida de Enrique Rodríguez. Ya que a fines de los ’80, le diagnosticaron trastorno bipolar o maníaco-depresivo, algo que había ocultado durante 19 años.

Pese a que la pasó realmente mal desde lo anímico y económico a raíz de la enfermedad, con mucho empeño y una gran voluntad, el ‘Topo’ salió adelante y se valió de su experiencia para estrecharle una mano a quienes cayeron en la depresión. Entonces, junto con seis personas en 2007, impulsó su fundación: Topo Foundation for Education (TF4E), y se transformó en el director de una ONG que resultó clave en la ayuda e información para escuelas, clubes, entidades privadas y estatales. Lamentablemente, la misma ya no funciona aunque por fortuna dejó su legado.

Hoy, radicado en Sidney, Rodríguez trabaja en un consejo de negocios que ayuda en las relaciones comerciales, educativas y culturales entre Australia y Argentina.

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