El chajariense de nacimiento aunque sanjaimense por adopción, Juan Manuel Moyano está escribiendo su propia historia en el rugby provincial.
Con la humildad y el sacrificio que lo caracterizan, el entrerriano de 22 años está incursionando seriamente en el arbitraje, un rol con el que pocos desean involucrarse aunque sin el cual, sería imposible la disputa de un partido.
En San Jaime de la Frontera, municipio del distrito Tatutí del departamento Federación, donde Juan -como simplemente se lo conoce en el ambiente- se crio, las infancias tienen tres opciones claves para la práctica deportiva: rugby, fútbol o hockey. Él, llegó a la disciplina de la ovalada y no la abandonó más.
“Desde chico fui un apasionado por los deportes y quería hacer de todo. Tenía 5 años cuando Ulises Colombo, quien es compañero de trabajo de mi mamá, la invitó para llevarme a rugby. Fui a una práctica y nunca más dejé. Como todo nene de esa edad, lo que más prevalecía era la diversión y reencontrarme cada martes y viernes con mis nuevos amigos”, contó en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS.
SUEÑOS
“El sueño que más recuerdo de chico obviamente era llegar a jugar en Los Pumas. Me miraba todos los videos… Hoy por hoy, mi sueño es poder terminar la carrera y recibirme de Contador Público Nacional”, remarcó quien hoy en día es el mayor exponente joven en el referato entrerriano.
“Llegué a Paraná en 2019, principalmente a estudiar. Lleno de sueños y acompañados de dudas. En mi cabeza todo era muy drástico. Tenía que desprenderme de todo y comenzar a una nueva vida lejos de casa. Me costó mucho aceptar que era lo que tocaba y había que mirar hacia adelante, pero fue lo que me ayudo a dejar de extrañar tanto y adaptarme de lleno a la ciudad”, se sinceró.
-Al arribar a la capital entrerriana, ¿qué te impulsó a avocarte al referato y no a continuar en algún club como jugador?
-La idea era continuar jugando en algún club de Paraná, pero el primer año fue imposible por los tiempos de la facultad y mis horarios. Veo al rugby como un deporte en el cual el compromiso es indispensable. Necesitas estar comprometido al 100% con vos mismo, con tus compañeros, con el club… Entonces, si no podía ofrecer eso, prefería dejar de jugar un tiempo. Siempre quise hacer el curso de referato, pero lo que pasaba por mi cabeza no era en realidad con lo que me iba a encontrar. Yo pensaba solo en aprender mejor el reglamento y no me imaginaba todo lo que existe detrás de un referee. Hablé con Diego Dlugovitzky, el encargado de referato de la UER, me uní al curso y al instante me invitó para ir a la cancha el fin de semana, que era lo que más extrañaba, entrar en una cancha de rugby. De esa manera encontré en el arbitraje la forma de seguir vinculado a mi deporte, a través de una actividad que me demanda física y mentalmente y hace querer superarme cada día, pero que a su vez me permite manejar mis horarios para entrenar.
PRIMEROS PASOS
-¿Cómo fueron tus primeros partidos siendo referee?
– Mis primeros partidos como referee llegaron en 2022, arbitrando en infantiles. Dirigí un par de M14, para ir entrando en ritmo y adaptándome, tratar de perderle el miedo y la vergüenza al silbato e ir practicando las señas. Luego arranqué con juveniles, en junio del mismo año, haciendo partidos de M15, que ya es competitivo. Rápidamente y sin darme cuenta, después de unos pocos partidos en juveniles, en septiembre llegó la oportunidad de dirigir a los mayores, en un partido de Pre-reserva, un ascenso demasiado rápido e inesperado para mí.
-Desde adentro, ¿cómo considerás que es tomado el arbitraje en Entre Ríos? ¿Sentís que en los clubes se predica la famosa frase de que “el referee siempre tiene la razón”?
– Viviendo el referato desde adentro pienso que es un tema al cual no se le está dando la importancia que se merece. Es una realidad que hay un número muy bajo de árbitros y necesitamos sumar gente cuanto antes. En cuanto a la frase de que «el referee siempre tiene la razón», para mí queda solo en eso, en una frase. Hoy en día todas las miradas están puestas sobre el referee y en qué hace mal. Casi nunca en qué hace bien. Con esto me refiriero al público en general, no a los jugadores. En el corto tiempo que llevo dirigiendo y con mi poca experiencia, puedo asegurar que el problema en la mayoría de los casos está con la gente que grita desde afuera. Con los jugadores nunca tengo problemas y creo poder transmitirles que yo también puedo equivocarme. Sin embargo, hay veces que se termina calentando un partido por los gritos provenientes de afuera de la cancha. Pienso que los clubes deberían ponerse más firmes con este tema. Sinceramente queda feo y ensucia cada día más nuestro deporte, necesitamos parar con eso.
HACIA ADELANTE
-¿Qué es lo más motivante o gratificante que tiene el arbitraje?
– Personalmente lo más gratificante del referato para mí fue volver a sentirme deportista, volver a entrenar y enfocarme en ser mejor en algo que me gusta. Como antes entrenaba para lograr estar en el seleccionado, por dar un ejemplo, hoy trato de mejorar para tener cada vez partidos más importantes y de mayor nivel. Si tengo que darle un mensaje a alguien que quiera volver al rugby y no sabe en qué rol hacerlo, obviamente sería invitarlo a arbitrar. Los árbitros siempre son bienvenidos y van a tener a alguien que los acompañe y los guie en el proceso de aprendizaje y así poder seguir disfrutando del rugby.
-¿Cuáles son los objetivos que te trazaste en tu carrera de árbitro?
– A mis objetivos como referee me gusta ponérmelos a corto plazo, sin dejar a su vez de soñar en grande. En el momento en el que estoy, el anhelo es seguir afianzándome en el Torneo Regional del Litoral y lograr llegar a la primera del Top 9 cuando sea el momento, sin apuros pero trabajando para ello y por qué no, lograr algún día una designación UAR.
(Foto principal: Brian Dalzt)