¿Qué es lo primero que ocurre para que una persona, adulto o niño, decida practicar un deporte? Ya sea por diversión o con vistas a una dedicación profesional, lo primero que sucede es que hay una motivación de hacerlo bien, de darlo todo hasta ganar. Incluso en el patio de un colegio, lo que mueve a los jugadores es el deseo de la victoria. Por tanto, la motivación es uno de los ingredientes indispensables que debe tener un deportista para triunfar. Más allá del talento natural, están el esfuerzo físico y mental, pero ambos se nutren, finalmente, de un espíritu motivado.
Hace algunos meses, cuando entrevistábamos a Daniela Garbarino, responsable de preparación física de las categorías juveniles del Club Tilcara desde los primeros años, revelaba apoyar su estrategia como entrenadora en un estímulo aptitudinal, que sólo se puede lograr potenciando aquello que cada miembro del equipo sabe hacer mejor. Trabajar con personas que conocía de hacía una década ya se pondría fácil detectar estas aptitudes, lo importante es saber llegar a cada persona para hacer que aflore.
Basándonos en frases motivadoras pronunciadas por grandes del deporte como Tiger Woods o Niki Lauda, podemos ver que muchos de ellos estaban de acuerdo en cuanto a motivación deportiva se refiere: todos tienen claro que cuanto mayor esfuerzo, mayor es también la recompensa, se entienda esta como un éxito superior (mejores galardones) o cómo lo experimenta cada persona, lo feliz que se llega a sentir en función de el trabajo que haya dedicado hasta conseguirlo: “créeme, la recompensa no es tan grande sin la lucha”, de Wilma Rudolp, “si no inviertes mucho entonces la derrota no duele mucho y ganar no es muy emocionante”, de Dick Vermeil, o “Cuanto más difícil sea la victoria, más grande será la felicidad de ganar”, de Pelé.
Otro mensaje que muchos han transmitido es que siempre hay que exigirse más a cada momento. Dar más de lo que creemos que podemos dar es el camino para conseguir ser lo que no creíamos poder ser, y en ese sentido también hemos encontrado frases como “tienes que esperar cosas de ti miso antes de poder hacerlas”, de Michael Jordan, “cuanto más entreno, más suerte tengo”, de Gary Player, “un campeón es alguien que se levanta cuando no puede”, de Jack Dempsey, o sencillamente “siempre puedes ser mejor”, de Tiger Woods. Básicamente debemos recordar que en la lucha por llegar lejos no podemos relajarnos, y en ese sentido quien mejor lo explica es Jerry West con su frase “no puedes hacer mucho en la vida si sólo trabajas los días que te sientes bien”.
Muchas veces es la autoestima la que puede hacernos fracasar, sobre todo después de una derrota. No son pocos los deportistas que tras haberse estrellado temen volver a intentarlo pensando que esa mancha en su expediente permanecerá para siempre en el recuerdo. Es probablemente el momento más difícil y en el que una mayor motivación se necesita: no es lo mismo partir de la base que del subsuelo. Algunas buenas frases para la derrota son “si le tienes miedo al fracaso, no mereces tener éxito”, de Charles Barkley, “tienes que creer en ti mismo cuando nadie más lo haga porque eso te convertirá en ganador”, de Venus Williams, o “si crees que no puedes hacerlo, entonces no tienes ninguna posibilidad en absoluto”, de Arsène Wenger. En una línea más positiva, podremos resaltar la frase de Billie Jean King “los campeones siguen jugando hasta que lo hacen bien”.
En el rugby en concreto, las frases suelen ir armadas de coraje y humor. Mr Zed tiene una, “si realmente quieres ver estrellas, juega al rugby”, pero también tiene palabras muy sabias como las de Pippy: “juega como si fueses el primero, entrena como si fueses el segundo”. Abigail hizo famosa la frase “el trabajo duro le gana al talento cuando el talento no trabaja duro”. De hecho esta última está considerada una de las mejores 50 frases de motivación deportiva del mundo.