Aprendiendo del ABC del rugby

Pasó esta segunda experiencia de insuperable roce internacional para Los Pumas. Transcurrió la segunda edición del prestigioso Rugby Championship. Y, sin dudas se siguió aprendiendo tanto del caudal de juego de los encumbrados rivales, como también de los propios errores.

Lo que van acumulando estos Pumas, individual y grupalmente, es enriquecedor, tanto a nivel unión de grupo (factor humano, y para este deporte siempre el plano más importante) y también en todo lo concerniente al juego. Más teniendo en cuenta que hasta que empezó esta competencia el año pasado, se veían las caras poco y nada (salvo mundiales y en los últimos años, y no en forma consecutiva, Pensacola).

Está claro que esto no es como en algunas disciplinas de los juegos olímpicos en donde uno puede ‘recortar’ las peores performances y así promediar las más regulares, pero tampoco caer en un exitismo desaforado, aún si se hubiera logrado algún triunfo, que cerca se estuvo.

Del querer ganar o jugar más o menos bien no hace falta ni hacer referencia, eso está implícito en cualquier deportista de cualquier nivel. El gran asunto está en las mil formas y respuestas del cómo. Las respuestas de tipo ‘casette’ no van, sirven sólo para disuadir algún nerviosismo o falta de experiencia del entrevistado, pero todos sabemos que el ganar como sea no existe. Puede darse alguna casualidad, pero esto es más un fenómeno de causalidad. Siempre (o casi siempre) va a ser consecuencia de muchos factores, de tiempo, de causas, de obras bien o más o menos bien hechas (o no, y  de ahí saldrán los consiguientes resultados). Esto no es nada nuevo, pero como tantas cosas que por viejas descuidamos u obviamos o sencillamente –y no entiendo por qué- nos obstinamos en querer buscarle la vuelta o cambiarlas por el sólo hecho de ser viejas, pasadas de moda (obsoletas?),… . Claro, estamos insertos en un mundo, en una sociedad que se va perfilando cada vez más express, de búsqueda de efectos o resultados instantáneos, inmediatos?!. Aunque sepamos muy adentro nuestro que  las obras, logros, grandes satisfacciones o propósitos conseguidos en la vida, y que realmente quedan, enseñan y son verdaderamente importantes, requirieron de mucho esfuerzo (de poner mucho de uno, perseverar, levantarse de las caídas que fuese, …), de un objetivo bien definido (y quizás retocado a tiempo), y de un más o menos prolongado lapso de tiempo. Lo otro es pan para hoy y hambre para mañana. Nada más que al pan lo hacemos relucir y al hambre lo tratamos de esconder bajo la alfombra.

Volviendo al rugby, y como hemos repetido más de una vez, lo más importante no son los resultados deportivos, ni llegar ‘allá arriba’; lo más que importante, trascendente, y que el rugby bien entendido, interpretado y ejecutado, tiene todo, como medio, para brindarlo, son los valores (reciente propaganda haciéndose eco de esto), las nobles enseñanzas que complementan altruistamente nuestra educación.

Comprendiendo esto (reflexionando sobre esto), lo otro pasa a otro orden (importante también), de entretenimiento, de diversión, en donde se enciende la pasión, el fanatismo y todo eso, pero esto es secundario, no nos olvidemos.

La capacidad de juego de Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, en donde los vemos hacer esas jugadas que parecen fáciles, como naturales, como algo más del juego, en donde te hacen aparecer al receptor menos esperado en el momento justo, en donde los 15 atacan y defienden los 80 minutos de una forma admirable y para tomar nota. Todo esto por supuesto que también es rugby, y es de lo que tenemos que aprender de ellos, que con mucho respeto y grandeza, aceptaron la participación de Argentina en este torneo. Pero ha pasado muy poco tiempo (aludíamos a esto en la nota anterior), un jugador no se forma en Los Pumas, se va formando en sus clubes a través de los años, va aprendiendo a pasar la pelota, a tacklear, a decidir, a empujar, a saltar, a animarse. A veces se le enseña también a jugar ‘serrucho’, a especular, a no sacar tanto la pelota (no vaya a ser cosa que… si con los ‘gordos’ que tenemos para qué arriesgar, o ‘explicaciones’/excusas por el estilo). Y esto después se ve (por no decir se sufre, y vaya cómo!) en el tiempo, en nuestros representantes nacionales, que en su club tal vez jugaron con un scrum irrelevante o que iba más bien para atrás y ahora resulta que la tiene que llevar el 8 en los pies unas cuantas yardas y sacar el mayor rédito posible de esto (y, seguramente le va a costar controlarla), en donde el wing ciego era el que ‘rellenaba’ el equipo, en donde el apertura pateaba más de la mitad de las pelotas y no daba juego a sus backs, en donde el try en la punta era más una eventualidad (y poco menos que motivo de fiesta) que algo buscado, entrenado, explicado cuándo y por qué tirarla a la punta (se abre la defensa, se trata de confundirla, ni la de Los Pumas, una de las mejores del mundo, puede contra esto en los 80 minutos que dura un partido, claro, con mil variantes, recursos, pero sobre todo convicción, confianza, el saberse capaz de esto). No enorgullecerse transitoriamente por la M17 multicampeona sino más bien por cómo juegan a los 17! Sin sobredimensionar ninguna faceta del juego (tenemos buen maul o un scrum sometedor, listo, nuestro juego es = a maul o scrum y con eso desgastamos y abrochamos a cualquiera, etc.), pero tampoco menospreciar o desatender otras, para el caso (y lo que más se sufre a nivel nacional), el juego de backs, de variantes ofensivas, de pases de todo tipo, de incursiones de jugadores a gran velocidad por lugares ‘inventados’, de aperturas o medios de cantar 20 jugadas por partido, de full backs de venirse desde atrás o de entrar por distintos canales 5, 7 veces por partido (cómo extrañamos todavía a Corleto y cómo sufrimos el sábado a Folau!), centros que se abren, cierran, cambian ángulos de carrera, sea en falso o que la jugada los tenga como actores principales, el 11 y el 14, el wing izquierdo y el wing derecho, con nombres y apellidos, que pasan de ser de reparto a la estrella de la película de la nada (vaya si nos dieron cátedra de esto Nueva Zelanda y Australia), en fin, tenemos la calidad, el talento, jugadores muy habilidosos, creemos que el tema está más bien en la formación de éstos como jugadores, en el tipo de juego ‘recortador’ de creatividad y de asumir ‘ciertos riesgos’, que pregonamos muchas veces en divisiones formativas (tiempo que no se puede dejar pasar sin darles esa libertad, sin estimularles las destrezas, las muchísimas variantes del juego, con las manos, con el pie, el apoyo, el apoyo que sabe que no va a recibir el pase, pero que igual se hace ‘ese viaje’ en beneficio de aquella jugada y en última instancia en provecho del equipo y no de su lucimiento personal (en la jugada del magnífico try de Ben Smith hay un mérito también de Conrad Smith y Savea abriendo la defensa, por ejemplo, sin embargo eso ‘no vende’, pero fue muy necesario para que el wing pasara como pasó). Con estas jugadas, con este tipo de corridas y combinaciones, se vulneran defensas, se ganan partidos, hasta se puede ser campeón mundial indiscutido pareciera. Con los forwards, sólo con el aporte de ellos, cuesta más, y si en algún momento alcanza, hay un límite. Con el juego total, en donde las corridas de los backs cobran un papel determinante, y con variaciones, cambios, y un despliegue de recursos tal como el que alcanzan ciertos equipos, está a la vista, casi que no hay forma de contrarrestarlo (sí, sacándole la pelota justamente y usándola mejor).

Felicitaciones a Los Pumas por estos nuevos seis terribles partidos que afrontaron, por la garra y los huevos de siempre, por habernos tenido tan expectantes y motivados durante estos casi dos meses. Cómo esperamos cada partido, cómo disfrutamos algunos pasajes, algunas jugadas, de casi todos los scrums, de los alrededor de 100 tackles por partido, esa predisposición conjunta para el tackle, para pasar el ruck, muchas cosas, muchas emociones!. Y mucho también para seguir mejorando.

Por Mariano Lemoine, desde Mendoza, especial para Tercer Tiempo

Opinión

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