Ariel Marchese, jugador de Cultural, de Crespo: “El rugby hizo un clic en mi cabeza”

El rugby entrerriano está lleno de protagonistas que trasladan la filosofía en el largo y ancho de la provincia, que con sus hechos, enaltecen a la ovalada. En este sentido, Ariel Marchese, es uno de los referentes de la Asociación Deportiva y Cultural, de Crespo, es un actor que cumple un papel fundamental en el desarrollo de esta película.

En diálogo con Tercer Tiempo, el back dio cuentas de su trayectoria relacionada al rugby y expresó la influencia que tiene el ambiente en su cotidianidad.

INICIOS

En primera instancia, el centro habló de su génesis deportiva: “Desde una temprana edad practiqué deportes como el atletismo, el básquet y el fútbol. Cuando finalicé la secundaria, me trasladé a Buenos Aires para continuar una carrera y un amigo que estaba vinculado al rugby me incentivó para que me sume”.

“En un primer momento, tuve un poco de miedo por los diferentes estereotipos del ambiente, por la relación a un contacto físico constante dónde se puede convertir en una actividad ‘ruda’ y con peleas. Entonces, me hacía pensar este tipo de cosas, sin embargo, culminé accediendo y arranqué a entrenarme, pero no vestí ninguna camiseta”, contó, y agregó: “Este pensamiento me duró hasta que jugué el primer partido, porque me hizo un clic en la cabeza y me terminé enamorando del rugby. Me comprometí al 100% y no falté a un entrenamiento desde este momento. Estoy comprometido con la institución para aportar y sumar desde el lugar que me toque”.

UN ANTES Y UN DESPUÉS

Por otro lado, el jugador de 29 años, manifestó el entorno le brindó acciones positivas para su vida: “Aprendí muchísimas cosas gracias a este deporte. Me enseñaron los valores que se pregonan y fortalecí más aún, atributos como el compañerismo y el respeto. Nunca me gustó que me indiquen lo que tengo que hacer, pero en el ámbito entendí que es imprescindible ceder en estas cuestiones. A lo largo del tiempo, me di cuenta que tuve grandes cambios personales y me ayudó para trabajar en equipo”.

“Llevamos adelante las actividades en clubes humildes y es un aprendizaje diario porque siempre comprendo algo nuevo. No es sencillo competir con muchas dificultades, pero te impulsa a seguir creciendo para superarte constantemente. El sacrificio que hacemos le da un gusto extra a este deporte”, puntualizó.

Además, añadió: “Aprendí que hay que tratar de superarse jornada tras jornada y mejorar en cada uno de los aspectos que nos hacen humanos. Sin lugar a dudas, tampoco hay que dejar de divertirse y disfrutar, porque de la mano con la responsabilidad, luego, las cosas llegan lindas solas”.

Por último, deslizó sus sentimientos sobre la entidad de crespense: “Encontré una contención especial. Somos conscientes que tenemos muchas falencias deportivas, pero tenemos otros aspectos que opacan estas complejidades”. En tanto, hizo alusión a los proyectos que rondan en su cabeza: “Estamos tratando para realizar un cambio y en la institución se apreciará en el futuro. Hoy, estoy muy contento y valoro el lugar que ocupo”.

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