Concluida la 29° Edición del Seven de la República, es tiempo oportuno para el análisis del certamen, destacando los aspectos positivos y denotando algunos ítems a corregir que tuvo el evento. El haber superó al debe, con creces. Gabriel Baldi, Tercer Tiempo
Transcurrió el fin de semana la XXIV Edición del Seven de la República, certamen que desde 1988 organiza la Unión Entrerriana de Rugby (UER).
El evento que a su vez fiscaliza la Unión Argentina, dejó en esta temporada como máximo consagrado al seleccionado de Buenos Aires, que denotó ser el mejor y el más eficaz del torneo, tanto a la hora de defender como de atacar.
El balance del cónclave es positivo, pese a que en determinados aspectos hubo imprevisiones que seguramente buscarán ser subsanadas en vistas a la próxima temporada.
Lo más positivo del torneo
Sin lugar a dudas, al hacer alusión a lo mejor que tuvo el certamen desde su faz deportiva, se debe comenzar por la actuación del seleccionado entrerriano.
El desempeño de Entre Ríos en el Seven de la República 2012 dejó boquiabierto a más de un espectador, que al retirarse lo hizo esbozando una sonrisa. “Hacía mucho no veíamos jugar a un equipo de la provincia como lo hizo la UER este fin de semana”, decían algunos fanáticos del rugby que ya peinan canas.
Es que el elenco dirigido por Marcelo Faggi, José Raiteri y Emanuel Uranga, de principio a fin supo lo que tenía que hacer y con responsabilidad, sacrificio y humildad, lo consiguió.
¿Cómo es el nombre del apertura de Entre Ríos? ¿El medio scrum se llamaba…? Preguntaban algunos periodistas que llegaron a Paraná desde distintos puntos del país, sorprendidos, por los talentos que observaron con la casaca provincial.
El equipo nunca bajó los brazos. Ni aún, cuando caía por 14 puntos a falta de dos minutos para la conclusión del encuentro, ante Santa Fe, por Cuartos de final de Copa de Oro.
Claro está, que tampoco se le puede quitar méritos al justo ganador del certamen, ni a Santiago del Estero, Tucumán o Salta, de buenos partidos.
El público apoyó y el plantel lo sintió. El sábado el conjunto entrerriano consiguió la clasificación para pelear por el título y el domingo la gente se duplicó en las exuberantes ondulaciones del anexo El Plumazo, que lució a la perfección y con un colorido fantástico.
La puesta en escena del predio con banderas, tribunas tubulares detrás de los postes, stands de comidas y bebidas, carpas de distinta índole, entre otras cosas, fueron parte del condimento que hubo en la sede Albinegra.
El nivel competitivo que tuvo el certamen fue superlativo. Hubo jugadores destacados, referees de impecable desempeño y varias sorpresas en los marcadores, lo que atrajo todavía más.
Joaquín Paz y Lucas Alcácer (URBA), Juan Zabalegui y Javier Ortega Desio (UER), Facundo Isa (Santiago del Estero), Luciano Morosini (Salta) entre otros, fueron quizás los rugbiers que se quedaron con la mayor cantidad de distinciones. Entre Ríos, por criterio de los árbitros, se llevó el premio Fair Play al juego limpio, algo válido para destacar.
En tanto, la atención dispensada por los clubes Tilcara, Rowing y Estudiantes en los agasajos ofrecidos, también fue motivo de elogio.
Algunas consideraciones a mejorar
El fixture diagramado por la UAR fue talvez lo que más se cuestionó en Paraná. Algunos seleccionados, como el de Entre Ríos, disputaron sus dos primeros encuentros con menos de media hora de separación entre uno y otro y el tercero, casi al cierre de la jornada, ya por la noche. Hubo además, partidos relevantes de la instancia de definición que tuvieron sus horarios superpuestos y no pudieron ser observados por mucha gente.
Por su parte, hubo delegaciones que señalaron que el domingo debieron dejar sus respectivos hoteles por la mañana, cuando en cada año lo hacen minutos antes de partir hacia El Plumazo, a primera hora de la tarde. Pese a la incomodidad, los managers de cada equipo buscaron resolver la situación con soltura.
La final de Copa de Oro, protagonizada por Entre Ríos y Buenos Aires, se disputó bajo una iluminación leve, que no fue acorde a la importancia del cotejo. no estaba pensado que la final del campeonato podría jugarse por la noche, teniendo en cuenta la cantidad de equipos con los que se armó la programación del torneo a último momento.
Por último, cabe resaltar que entre los puntos a corregir está la atención a la prensa, que no estuvo a la altura de las circunstancias está vez. La falta de previsión hizo que los periodistas presentes, casi 30 de distintos lugares del país, más un número similar de nuestra capital, carezcan de comodidades indispensable para su desempeño laboral. Algunos debieron hasta abonar el ingreso en la entrada y otros recién al hacerlo saber a la organización, recibieron en el espacio previsto corriente eléctrica y botellas de agua para hidratarse.
Fotos: Rodolfo Michunovich