Hay días trascendentales en la historia del mundo, un país o simplemente un pueblo que llevan a forjar diferentes cualidades que las hacen independientes y diferentes. Son aquellas cosas propias que marcaron el pasado donde transcurrieron miles de hechos y conllevaron a formar un estilo de vida.
Distintos personajes con sus luces concernientes transformaron la realidad y reflejaron memorias a través de relatos que conformaron los ideales de las personas décadas más tarde y hasta en la actualidad algunos se asemejan.
Acciones que sintetizaron una tradición y que tal vez, por más lejanos que parezca, van de la mano con otras disciplinas totalmente diferentes.
Sí, porque en esta fecha se celebra un nuevo aniversario del nacimiento de José Hernández, quién mediante sus exposiciones trasladó y acentuó una filosofía que se hizo eco de los pueblos en el origen de las tierras argentinas.
Asimismo, cuando el gran poeta argentino expresó en una de sus obras, la frase “…Que la tierra no da fruto si no la riega el sudor…”, inmediatamente se eleva a el pensamiento a los condicionantes del maravilloso deporte que es el rugby.
Es así, porque los jugadores dejan gotas de sudor en cada entrenamiento, con diferentes atenuantes, ya sea por el frío, el calor agobiante, la lluvia o una gélida helada. Sin importar la situación, la pasión inspira y se impone.
En esta jornada en distintas localidades se festeja mediante desfiles, exposiciones y fiestas, al ritmo del chamamé o la música característica de la zona. Sin embargo, con sus peculiaridades el mundo de la ovalada no está exenta de las tradiciones.
Esas charlas infinitas con tu compañero en cada viaje o en el vestuario tras un momento duro. Sin dudas, no quedan a un segundo plano las miles de anécdotas que surgen en el habitual tercer tiempo en cada partido.
Porque el espíritu del rugby también se caracteriza por estas cosas, pero sobretodo por superar las adversidades, por sudar siempre. No importa el momento, hay cosas tradicionales que jamás se podrán modificar.
El compañerismo, el respeto, la humildad y la igualdad entre todos permiten sobrellevar las circunstancias que muchas veces se manifiestan desfavorables.
Es una tradición, es un hábito, es el rugby. Genera orgullo llevar adelante cada día estas particularidades que aprendiste en el club desde muy chiquito. Orgullo por ser identificado por tu lugar de natalicio, tus creencias, tus costumbres, tus colores y más que nada, por la pasión que te identifica en el punto donde te encuentres.