Como todo joven sano, la infancia de Hernán Savino en Diamante lo llevó a transitar por distintos deportes como ciclismo, fútbol, vóley, entre otros. Desde chico, fue un ferviente amante del entrenamiento y las actividades compartidas. En 2007, con el furor de aquella gesta de bronce por parte de Los Pumas en la Copa Mundial de Francia, se unió al rugby y no se desvinculó más.
“Me acuerdo de aquel año, como juvenil, llegábamos a Diamantino a alentar a la Primera del club. El equipo tenía una influencia paranaense muy grande, de la mano de Fabián Vivot; dirigiéndonos estaban Gonzalo Torres y Marco Cuminetti; en la parte física, Tomás Caíno; dentro de la cancha Rafael Villagrán, entre otros”, recordó y sostuvo que a nivel oficial, dio sus primeros pasos con la camiseta de Capibá, disputando el Torneo Dos Orillas de Menores.Sin embargo, luego de sus inicios y tras su debut en el primer equipo del Club Atlético Diamantino (hoy Círculo Náutico Diamante), con 18 años, por razones de estudio, Savino se mudó a la ‘Chicago argentina’ donde casi por casualidad arribó en Atlético del Rosario, entidad donde creció, se desarrolló, aprendió y fundamentalmente -según indicó-, hizo muchos amigos. “Llegué sin saber dónde me metía y sin conocer la magnitud e historia de semejante club, que aprendí a querer muchísimo”, reconoció.
Junto al Plaza Jewell, el segunda línea recibido ya de Ingeniero Agrimensor, estuvo 11 temporadas y empezó a ser visto como el niño mimado del rugby diamantino, como un referente de las generaciones que surgían. Aquel muchacho que surgiera de un club de barrio, se ganó un lugar de privilegio en una de las instituciones más antiguas del país; de las fundadores ni más ni menos que de la Unión Argentina de Rugby y formadora de numerosos jugadores de primer nivel y de diferentes representantes del seleccionado nacional.
A lo largo de su historia, el rugby de Diamante tuvo diversos vaivenes y uno de ellos, se dio en el período de ausencia de Hernán. Sin embargo, desde hace algunos años trabaja en su resurgir. Savino prevé ser parte de ese renacer. Desde adentro como de afuera del campo, el forward de 32 años decidió volver a su ciudad natal -“no cambio por nada la tranquilidad de Diamante”, valoró- y con el mismo impulso que dejara sus huellas al partir, hoy planea un cambio similar con su retorno.
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DE VUELTA AL RUEDO
Días atrás, el Círculo Náutico Diamante disputó como local un amistoso ante Unión de Crespo en su sede del Balneario Municipal. Aunque el año pasado prácticamente el mismo plantel oficiaba como Reserva de Capibá RC en el Torneo Regional del Litoral, desde este 2023 el conjunto ‘albinegro’ prevé competir por si mismo, en este caso, en el Desarrollo provincial.
“El entorno del rugby siempre fue sano y bueno y mayor incentivo, siempre pasó por los grupos que se fueron formando”, contó Savino quien junto al conjunto de su ciudad y como sucede en cada club del Desarrollo, además de jugar también entrena divisiones menores, se encarga de las tareas de logística y administrativas. Acciones de las que no reniega, sino todo lo contrario. “El rugby del Desarrollo es muy a pulmón y todos tenemos que arremangarnos. Pero siempre, se disfruta muchísimo”, deslizó.
RECUERDOS IMBORRABLES
En 2009, Savino partió hacia Rosario, donde concluyó su etapa como jugador juvenil. Al año siguiente, fue parte con mucho esfuerzo -vendió una moto para recaudar fondos- de una gira por Sudáfrica que realizó el Plantel Superior del Atlético del Rosario. Poco a poco, el entrerriano fue ganando terreno en una etapajustamente de varios co-provincianos en el club rosarino como Juan Pablo Taleb, Juan Ignacio Ascúa, Gerónimo Dorigón, Sebastián Ibáñez, Facundo Ferrer, Franco Dall’Ava, Ignacio Gareis, Pablo Castellaro, Guillermo Macchi, Raúl Colliard, entre varios más.
“En Plaza aprendí muchísimo de los valores del deporte y de la vida de club. Dejando de lado que no podía creer con quién compartía equipos (Martín Rodríguez Gurruchaga, Mayco Vivas, Lucio Sordoni…) o quienes me entrenaban (Daniel Baetti, José Orengo o Federico Todeschini, por citar algunos ex Pumas). Además, fui parte en total, de cuatro giras: dos internacionales, a Sudáfrica y Europa y dos por el país, a Mendoza y Mar del Plata”, rememoró.“Un poco las lesiones en la cadera y algunos golpes en la cabeza, me fueron marginando. Tuve que operarme y tratarme. Pero nunca perdí la pasión por el deporte”, expresó.
Hoy, con muchas ganas y la misma humildad con que partió hacia Rosario y disfrutó de una década a puro rugby, Hernán Savino volvió a Diamante para dejar una enseñanza. La misma que adquirió con el tiempo y planea ahora, brindársela a nuevas generaciones con su propio ejemplo. Todavía tiene mucho hilo en el carretel, aunque lo seguro, es que el final será donde partió.