Un jugador que se lesiona en el rugby, de manera tal que ya no pueda seguir jugando y más allá de la gravedad o implicancias del caso, para nada se desvincula…
…al contrario y en consonancia con todo lo que venimos transmitiendo nota tras nota, se liga, se amalgama más, él y todo su entorno de amigos, entrenadores, club, que de este modo dejan bien al descubierto todo eso que llamamos Espíritu de Rugby. Es por estas cosas que a veces nos animamos a hablar (comparar) de la ‘gran familia del rugby’.
Mucho venimos haciendo referencia como que actualmente se ha puesto demasiado la lupa sobre el jugador de rugby. Y nadie discute ni contradice que los jugadores son parte fundamental del rugby, pero éste es un todo bastante más grande. Lo más fácil de ver, de evaluar, de opinar, etc., a simple vista, es el juego, todo lo concerniente a ello, a los jugadores, la preparación física, técnica, táctica,…. Podría hacerse la analogía, si se quiere, con la parte visible del iceberg.
Pero si nos descuidamos, de la nada nos estará carcomiendo el exitismo, ese ‘germen silencioso’ no sólo del deporte o del rugby, tan lastimosamente inoculado en el mundo de hoy, y así empezaremos más o menos concientemente a dejar de lado los famosos valores, la parte humana, esa mística que han sabido imprimir tantos fundadores y continuadores o discípulos de tantos clubes a lo largo y ancho de nuestro vasto territorio argentino.
Ese germen, el del exitismo, el de medir todo con la ‘vara ganadora’, de que todo gire alrededor de los ‘buenos’(jugadores), de los ‘logros’ deportivos, el de esa competitividad desaforada, de llegar allá arriba no sé de dónde a toda costa,……., ese virus fatal, de volátil y exponencial propagación, que si no ‘vacunamos’ y procuramos una buena profilaxis a tiempo, ese mal humano, que de no advertirlo precozmente y extirparlo de raíz, puede llevarnos a una catastrófica rugbydemia, esa que ataca el espíritu, que deja secuela y sí puede lesionar para siempre.
Cómo nos cuesta hacer autocrítica constructiva, pedir disculpas, arrepentimientos sinceros (decir ‘perdoname, me equivoqué’) o al menos intentar reconocer cuando las fallas, los errores, vienen por el lado más ‘complejo’(en realidad se torna complejo como consecuencia de…..), pero fundacional e inherente al rugby, que es el de la parte formativa, humana, integral, en donde la persona, el hombre que crece y se desarrolla junto al rugby, está por encima del jugador, con todo su bagaje técnico, táctico, su fortaleza o capacidad física, que también va adquiriendo, consolidando, por su puesto, conforme va madurando y aprendiendo mientras practica este lindísimo deporte.
La parte en donde el niño se va convirtiendo, de a poco y como complemento (no nos cansamos de repetirlo, porque es esto tal vez lo más trascendental que nos deje el rugby) de su educación recibida de sus padres y flia., en un HOMBRE HECHO Y DERECHO. Que sabe reconocer sus limitaciones y aprende humildemente a agradecer y bien utilizar y devolver todo lo bueno que va incorporando.
Ante esto queda claro que lo de buen jugador, hábil, con ‘condiciones’ físicas y/o técnicas, fuerte, pasa a otro nivel y lo tomamos como una consecuencia que puede venir o no, pero que de ninguna manera debería cambiar para nada lo esencial y sustancial que se cultiva y mama solo de este deporte.
De todo lo que venimos exponiendo se desprende que por si por equis causa un jugador, a la edad que fuere, desgraciadamente sufre alguna lesión que de una u otra manera le impide seguir con la parte de práctica del juego, entrenamientos, etc., para nada, por favor entendamos y defendamos muy bien esto, porque son claves, son cimientos que debemos tener bien plantados, firmes; decía, para nada significa que este chico, este joven o esta persona, amigo ante todo, ni se le debería cruzar por la cabeza el hecho de que ‘queda afuera’, ‘excluido’, que ya no ‘sirve’ o ya no es parte, que se ‘rompió’ y es un ciclo cumplido (porque no nos damos cuenta y de a poco, en este panorama ‘nuevo’ del rugby, empiezan a compararse a personas con piezas útiles, a jugadores con engranajes, etc., etc.). Por favor, defendamos, aunque sea desde el rugby (ya van quedando cada vez menos lugares, instituciones, núcleos sociales, que defiendan o se aferren con convicción a todo esto que vemos día a día corroerse, corromperse, oxidarse, descascararse, impávidamente, como si no fuera nuestro o para o contra nosotros, o tal vez lo que puede ser más triste todavía, desilusionados ya, asumirse retirados de la lucha, rendidos!) Les comentaba, que el rugby tal vez sea uno de los últimos bastiones que le quede a la sociedad como una suerte de búnker desde donde resistir cuando no demostrar, que se puede y se debe (nos debemos) una forma de vivir distinta, nada nuevo por cierto, sino más bien reivindicativa, porque lo bueno, lo justo, lo valioso no se pierde ni se descubre, simplemente está, más latente o más elocuentemente, pero innegable al fin.
Hay ejemplos de jugadores lesionados, algunos con consecuencias muy severas e irreversibles, que se tornaron en admirables ejemplos de vida. Podemos nombrar a varios, pero sería injusto que solo uno nos quedara en el tintero (algunas de estas profundísimas historias vertidas ya en libros inclusive). Todos aquellos que por esas cosas de la vida no pudieron seguir con la práctica activa de este deporte (aunque sí como entrenadores, referees, tomando a su club como su segunda casa o como simples entusiastas siempre dispuestos a armar y/o prenderse a algún programa relacionado) sepan que desde este medio les brindamos nuestro más sentido reconocimiento, porque ustedes son los verdaderos hombres que ponen bien alto el nombre RUGBY con todas sus letras, toda vez que esbozan una sonrisa sabia y aleccionadora por sí misma, sea al costado de una cancha, en un asado con los amigos de toda la vida, o en una simple y distendida charla en la cantina del club o en un café, o mate de por medio en algún recreito provocado exprofeso entre semana (para de paso aliviarla y descomprimirla un poco)……Y que nadie hable (se equivoque) ni de casualidad de ‘ex rugbiers’. Todos estos VALORES DEL DEPORTE, DEPORTISTAS en serio, de corazón, son testimonio vivo y tajante de todo lo que encierra (y que con palabras nunca se alcanza de terminar de describir) la enorme y elevada dimensión de nuestro querido y defendido RUGBY de base.
Ese Rugby de cimientos de acero blindado que enseña, casi sin darse cuenta y entre otras tantas cosas, a acompañar en ese difícil trance al compañero de equipo, al amigo, lastimado,……, en esas duras horas en las que todavía nadie sabe del real alcance de aquella desdichada jugada en donde todos quedamos atónitos, algunos con la mirada perdida, otros tal vez ya intentando algún rezo y todos, absolutamente todos los presentes en aquella tarde que de pronto se tornó gélida, haciendo mucha fuerza para que lo ocurrido no sea nada grave. Después acompañarlo al hospital junto al o los entrenadores, varios ese mismo lunes temprano ya preguntando a algún hermano, padre, novia y/o familiar por la evolución en las últimas horas, o bien, de ser posible, visitándolo en el hospital, o aguardando/´bancando la mecha´ en la sala de espera, en procura de alentadoras noticias por parte del cirujano interviniente. Todo ese cariño transmitido, ese apoyo con tanto corazón y don de buena gente, seguramente contribuya a esa tan solicitada y deseada pronta recuperación y reinserción física a ese tan unido grupo de amigos, que muy probablemente, nunca lo deje, nunca lo olvide, a ese jugador de la vida que empieza a ratificar todo lo que verdaderamente es capaz de dar el rugby!.
Acercarnos a acompañarlo (él, con muletas, férula, cabestrillo, collarín o lo que fuere) mientras vemos algún partido, por su puesto el mismo día del percance, ir a buscar hielo, quedarnos al lado tratando de sacar cualquier tema que lo distraiga, anécdotas divertidas,……. También llamarlo (mensaje de texto, mail y/o cualquiera de esos medios) o llevarlo a realizarse los estudios (diagnóstico por imagen,…..), hacerles sentir nuestra presencia, estar, con obras concretas como nuestra participación en el día a día, o semana a semana (bueno cada uno de acuerdo a sus actividades, obligaciones, circunstancias, se sabrá hacer sus ‘huecos’). Y después, seguro se irá consolidando una férrea relación para el resto del ‘viaje’. Esto surge, brota, es ‘consecuencia de’, ya lo sabemos, pero acá lo destacamos y ponemos en negrita, porque insistimos en que éste es el ‘bosque’! (siguiendo la línea de la nota publicada semanas atrás: El juego (árbol) está tapando…..).
Aquel amigo ´lesionado´ del físico, pero del corazón, mejor jugador que ningún otro. Ese Puma del seleccionado (equipo) de grandes tipos, menos resonante y mediático, más del alma y del ejemplo de vida a seguir. Ese Puma sin ningún test match, pero también sin ningún vestigio de resentimiento ni nada por el estilo, todo lo contrario, siempre de talante positivo, de buen genio, animoso, chistoso. Y con cuánto para quejarse y despotricar podríamos pensar en un intento fútil de ponernos en su lugar, no? Esto es Rugby del más alto nivel, rugby en su máxima expresión señores, y lo otro también, pero en este orden, no al revés.
Chau, gracias y hasta la próxima!.
Gracias y no duden en acercarnos vuestros comentarios, historias, anécdotas, sugerencias, etc.
Por Mariano Lemoine, desde Mendoza, especial para Tercer Tiempo – marianolem@hotmail.com