Desde hace al menos seis temporadas, Entre Ríos dejó de ser uno más en el Seven de la República y pasó a ubicarse entre los mejores. El logro no fue casual. Conllevó innumerables ítems.
Muchas aristas pueden suscribirse a la hora de hacer referencia a la transformación de un equipo que pasó de la mediocridad a la vanguardia. Ante todo, porque hubo una planificación.
En ese cambio existió un proceso. Un trabajo encabezado por Marcelo Faggi, que diagramó un plan de trabajo con sustento y les inculcó a cada uno de los convocados, el amor por la camiseta y la pasión por los colores de la Unión Entrerriana de Rugby. La consigna para Chelo siempre fue clara: Como anfitriones del Seven, hay que hacer sentir la localía.
Con el correr del tiempo y el andar preciso de camadas jóvenes, el juego reducido empezó a arraigarse al corazón de todo aquel con condiciones para afrontar una competencia de a siete en la provincia.
En la carrera al día de hoy, pasaron varios jugadores, inclusive del interior. Las puertas estuvieron abiertas. No todos alcanzaron la gran cita de la Unión Argentina. Llegaron, los mejores.
La base comenzó a armarse en 2010 con un recambio generacional. En 2011, ya con un elenco por aquel entonces consolidado, hubo un gran salto de jerarquía al competir por primera vez con un seleccionado de la UER en otro continente. Fue en el Seven de Roma, donde se consiguió una notable actuación.
El plantel supo encontrarse y entrenar en plena temporada de rugby convencional, algo que en otras épocas era difícil que ocurriese.
Con dedicación y sacrificio, en 2012 el equipo alcanzó un crecimiento exponencial: el subcampeonato del Seven de la República. Envalentonado con el talento de Juan Zabalegui, Juan Manuel Lescano y el actual tercera línea de Los Pumas, Javier Ortega Desio, el conjunto hizo algo impensado. Aunque soñado.
Desde ese entonces, la vara siempre estuvo alta. El objetivo en consecuencia pasó por mantener el equilibrio, el nivel de juego y el compromiso por la casaca provincial. Y así, de yapa, llegaron otros premios. Citaciones al seleccionado nacional. Además de Ortega Desio, Martín Chiappesoni y Nicolás Coronel tuvieron el privilegio de disputar etapas en el Circuito Mundial de la World Rugby. Zabalegui fue parte de distintas concentraciones. Francisco Taleb jugó para Los Pumitas y Lescano llegó a Argentina XV.
El desafío año a año se tornó superador. El equipo logró podios en las ediciones siguientes del Seven. Batallando muchas veces ante la adversidad y superando los obstáculos de las lesiones, el plantel consiguió en cada ocasión la premisa de consolidarse en la elite.
Hoy, el cuerpo técnico quiere ir por más. Faggi, que sumó en el staff a dos de sus pupilos como Francisco Nin y Francisco Fariña, más el experimentado Emanuel Uranga, cree que es momento de llegar adonde nunca antes se llegó.
La UER se encuentra en un nivel superlativo. Tuvo previamente rodaje y buena competencia. El equipo se conoce a la perfección. Entiende el plan de juego con claridad. Cada jugador tuvo un 2016 fructífero.
Los debutantes, Jacinto Delbue y Facundo Otegui se amalgamaron de la mejor manera a un grupo ya consolidado. Con 27 años, Nicolás Sain será en esta oportunidad el jugador de mayor edad en el plantel. El medio scrum y capitán Lescano, con Zabalegui, Fermín González Leites, Franco Vartorelli y Juan Pablo Taleb son los más experimentados en este tipo de competencia. Hipólito Pérez y Lucas Beber, intentarán utilizar su porte físico para quebrar, así como seguramente lo harán con su desequilibrio característico Sebastián Dorigón y Panchito Taleb.
Llegaron los mejores y en el camino quedaron otros que también podrían haber llegado. Lo que habla a las claras, de la jerarquía del plantel.
En estos jugadores quedó depositada la ilusión de toda una Unión. La responsabilidad es grande, así como deberá ser la entrega. El propósito para este año pasará por redoblar la apuesta. Ya el podio queda chico. Entre Ríos no entra en los escalones inferiores. En el buen sentido, se agrandó. Lo demostró con creces. Quiere, merece más y de una vez por todas, llegar a romper los esquemas y alcanzar lo más alto.