Ayer, por la quinta fecha de la segunda edición del Rugby Championship, la Argentina, en La Plata, cayó ante Nueva Zelanda por 33 a 15.
En el sur de ese continente, horas antes Sudáfrica había superado a Australia 28 a 8.
Lo de achicar los espacios, en el desarrollo del juego de rugby, es elemental. En el 15 contra 15 se buscará el espacio delante de la misma línea divisoria, que es la línea de ventaja. Ésta es la que traza el reglamento en las formaciones: fijas y móviles. En el scrum, salvo el medio scrum, el resto que no participa se pondrá a cinco yardas de los últimos pies de esa formación. En las móviles, a la altura de los últimos pies de los que las generan. En el line a diez yardas. Pero cuando el juego se libera de dichas estaciones, la línea la marca la pelota para el que la porta. Todos sus compañeros deben estar atrás de él. El adversario, o sea el que no porta el singular implemento, puede ir por donde crea conveniente. Mostrado así el juego, entonces por sí, aparecen los espacios y éstos serán ocupados tanto por el que porta la pelota como el que procura detener ese avance. La iniciativa entonces corresponde a cada bando.
En el primer tiempo de ayer entre el Seleccionado Mayor de Rugby de la Argentina, también denominado Los Pumas, y su adversario, el Seleccionado Mayor de Nueva Zelanda, llamados ellos los All Blacks, la Argentina desplegó efectivamente el avance de sus líneas en un tiempo que dejó claro que la iniciativa le correspondió sin más. La impecable concentración mental, atención, la invasión del espacio y el tackle producido con la efectividad del que va, además, con el cuerpo inclinado de manera conveniente, mantuvieron a los empinados adversarios mayoritariamente en su terreno, en muy pocas ocasiones pudieron penetrar, pero en la Argentina también funcionó exactamente la segunda línea defensiva. Argentina 9 – Nueva Zelanda 11. Hubo un try visitante.
En el segundo tiempo, el mismo entrenador que había llevado al equipo hasta ese lugar, “Tati” Phelan, ordenó el cambio, cambio que una vez más produjo el desajuste de las cuatro fechas, cinco con la de ayer: en el centro de la primera línea salió Guiñazú y entró Creevy. El scrum fue para atrás y por mal echada la pelota, la Argentina perdió dos lines. Además en la periferia, cuando el reemplazante, con o sin la pelota, enfrentaba al adversario, iba para atrás; el contacto lo sorprendía con la inclinación negativa del cuerpo. Lo mismo le sucedió bajo sus propios palos al gladiador Sánchez (el 10 argentino), en el tercer try visitante. Pero fue la única. El “pequeño” tucumano, en las estadísticas figuró como el más (mejor) tackleador. Nueva Zelanda en esa etapa anotó tres de los cuatro tries con el que sumó el punto bonus. A Creevy, pienso, le hacen falta dos temporadas más de Jaguar. Dicho con todo respeto, para el hooker, y Los Jaguares, obvio. Ah, al respecto ¿cuál sería el rendimiento de estos Pumas si fueran conducidos por Hourcade?
Por Jorge Mazzieri, desde Córdoba, especial para Tercer Tiempo