La paranaense Joselina Bitar, dada su personalidad y trayectoria, es considerada una referente en el rugby femenino entrerriano. Profesora de Educación Física de profesión, nació deportivamente en el Club Tilcara, hace casi una década. Pasó por el Paraná Rowing Club y el seleccionado provincial. Hoy, dado que tanto el equipo Verde como el Remero terminaron disueltos, decidió continuar despuntando el vicio junto al Atlético Echagüe Club.
En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, la medio scrum dio cuenta de sus sensaciones en torno a una disciplina otrora de solo de caballeros. Habló de la influencia de la mujer en el medio, lo que representa este deporte para ella y cómo considera está situado hoy día en Entre Ríos.
-¿Cómo arribaste al mundo del rugby
-Empecé en el año 2014. No había un equipo verdaderamente constituido en aquella época en el club, sino que nos sumábamos a la preparación física más que nada de los Menores de 13 y 14 años de aquel entonces. En aquella época, algún ex jugador o entrenador se apartaba con nosotras y nos empezaba a introducir en lo que es destrezas.
El equipo se logró consolidar, aunque faltaba la autorización del club para que éste nos permitiera ser sus representantes. Eso se consiguió, dado que quien estaba de presidente en ese momento nos manifestó su apoyo. El plantel se formó con gran mayoría de quienes venían de Asociación Rugby Femenino Paraná, una organización de esos años.
La verdad que comencé a practicar rugby porque era un juego que llamaba mi atención, me gustaba.
-¿Qué repercusiones tuvo en tu entorno más cercano tu llegada a esta disciplina?
-Más que nada fue tomado con asombro. Después, lo primero que me preguntó mi mamá cuando le dije que iba a jugar al rugby, era si me gustaban las chicas. En ese momento estaba en pareja con un chico, claro, soy heterosexual, me gustan los hombres. No obstante, la pregunta me pareció rara y anticuada. Muchas veces se habla de rugby femenino o rugby masculino y siempre digo, que el rugby es uno solo y tiene las mismas reglas para las dos ramas. Por lo cual, no debería haber ningún tipo de diferencias.
-¿Qué te dio este deporte? Y contrariamente, ¿sentís que te quitó algo?
-En mi caso, sin lugar a dudas lo que más rescato hoy en día del rugby son las amistades que he conseguido, los lugares que he conocido y, fundamentalmente, la disciplina y el respeto que nos inculca. El respeto por uno mismo y por la persona que tenemos al lado, sea un par de nuestro equipo o del equipo de enfrente. El equipo siempre está junto, unido y en complejidad.
No sé si será desde lo deportivo en sí, el deporte más completo. Creo que hay otros por encima, como la gimnasia artística o la natación, pero si considero que es el deporte que más fomenta valores como la disciplina y el respeto. No contempla los insultos, silbidos e implica siempre el compartir con el rival, gracias a quien pudimos divertirnos jugando.
Mientras que por otro lado, no siento que el rugby me haya quitado nada. En tal caso, podría decirse que pudo haber sido tiempo con mi familia. Sin embargo, fue muy bien aprovechado con amigas.
-En Entre Ríos, desde el día en que empezaste hasta hoy, ¿notás que hubo una evolución o un estancamiento en el rugby femenino entrerriano?
-Diría que tuvo sus altas y sus bajas. Sus vaivenes. Por aquel entonces, en 2014, 2015 o 2016, hubo un nivel muy interesante. No ayudó para nada que varios equipos se hayan disuelto. En mi caso, de hecho, se disolvieron los dos en los que estuve previamente a la actualidad, Tilcara y Rowing. Hoy, estoy con Echagüe ya que conocía a las chicas a través del seleccionado. Por ahí el arraigo a una camiseta en el rugby masculino es mayor al del femenino. Yo al menos, juego porque me gusta jugar al rugby, propiamente dicho.
Después, desde lo dirigencial y organizativo, me parece más que nada que se mantuvo. No decayó aunque tampoco creció. El rugby femenino siempre ha tenido una tajada menor a la del masculino. Y el rugby femenino no es nuevo. Creo que en este tiempo, debería estar mucho más arriba. Cuesta incluso conseguir chicas para sumarse a la práctica, ya que siempre se lo consideró un deporte más masculino que femenino.
-En materia de deporte y género, ¿considerás se han roto barreras y sigue siendo un deporte machista en algún sentido?
-Creo que supimos romper varias barreras. Vengo de dos clubes con varios años de rugby en los que en ambos casos, había gente que verdaderamente se complacía por saber que estábamos jugando rugby y por otro lado, otros, nos mandaban a jugar al hockey o al vóley. Creo que también eso tiene que ver con la cultura social que tenemos, de que que las chicas juegan al vóley y los chicos al fútbol. Pero considero que todas las personas tenemos derecho a elegir qué deporte queremos practicar.
-Hoy con la camiseta de Echagüe, ¿cuáles son tus objetivos?
-Mi principal objetivo es divertirme jugando y con mis compañeras. No tengo quizás el arraigo a un color en especial o a un club que tiene un jugador que viene desde Escuelita o M17 vistiendo la misma camiseta. Yo juego porque la paso bien y más que defender un club, defiendo un equipo, defiendo a mis compañeras y a las ganas de jugar que tengo.
-¿Recomendarías el rugby a otras chicas?
-Sugiero siempre mucho el rugby desde el lado del aprendizaje. En mi experiencia, fue el deporte que más me ha enseñado en cuanto a valores. Esos mismos valores que el rugby predica, son los que después se aplican en la cotidianeidad. Ya sea por mí como por los demás. Seas alta, baja y sin importar contexturas físicas, todos tenemos nuestro lugar y rol clave.