El próximo sábado comenzará la primera edición del Cuatro Naciones. En el que será el flamante torneo, intervendrán Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia y Argentina. Jorge Mazzieri
País éste, por el cual el certamen recibió el bautismo de Rugby Championship. Pero la realidad es que de las cuatro naciones intervinientes, sólo tres son en su real definición, naciones de rugby: Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia. A la Argentina, ni en lo formal, o estructural, y menos en términos comparativos, se la puede considerar una nación rugbística. Con dos o tres excepciones, el resto de sus jugadores están contratados por clubes de otras naciones para participar en sus torneos anuales. Entre todos apenas superan los treinta.
El del hemisferio sur, cuyas banderas históricas siempre fueron Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, el rugby de alto rendimiento es una práctica que responde integralmente a esas naciones de rugby. Son superiores al resto de las naciones de rugby del mundo. Las del norte que hoy sólo se les acercan son Francia e Inglaterra.
La relación de fuerzas cuya medición comenzará el próximo sábado, y en el que las cuatro naciones citadas jugarán en partidos de ida y vuelta, en principio, en la teoría y en la práctica no favorece a la Argentina. En el historial ésta tiene un empate con Nueva Zelanda y tres triunfos ante Australia. Con Sudáfrica perdió cada uno de los test matches que disputaron.
Es por todo esto que no puedo considerar a la Argentina una Nación de Rugby. Para conseguir esa escala, entre otras cosas, tendrá que seguir desarrollando el proyecto del Plan de Alto Rendimiento (PLADAR) para así llegar a tener una buena cantidad de jugadores en condiciones de confrontar en el rugby internacional, como quedó demostrado en el Mundial M20 de este año. La Argentina quedó en cuarto lugar. Puesto al que accede por primera vez. En síntesis, considero que la Argentina sólo llegará a estar a la altura del rugby del sur del planeta cuando cobije en sus llanuras y serranías, unos trescientos jugadores profesionales, tal como sucede en cada una de las Naciones de Rugby con las que confrontará a partir del próximo sábado.
Pese a todo, frente a la cosa resuelta, la Argentina, confiando en eso de “las garras” de Los Pumas, seguramente se presentará con el mejor espíritu en cada compromiso. Tal como lo hizo Italia cuando hace un poco más de diez años ingresó al Cinco Naciones convirtiéndola en el Seis Naciones, pero cuyos resultados no lo pudo hacer subir del penúltimo puesto en la tabla final de cada año. Pero, es cierto, comercialmente le está conviniendo. No conozco el texto del contrato del Seis Naciones. Tampoco el del Rugby Championship, pero sí sé que éste vencerá dentro de cuatro años. Se verá entonces qué importancia tendrán los resultados deportivos de cada uno de estos primeros cuatro años en los dictados de la mesa rectora del nuevo certamen del Hemisferio Sur.
Por Jorge Mazzieri