Un conflicto de nunca acabar

Dado el conocido conflicto entre la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) y la Unión Argentina (UAR) y la postura de uno y otro dado el concepto entre “profesionales” y “amateurs”, cinco jugadores de Los Pumas renunciaron a sus contratos nacionales para poder jugar con sus clubes bonaerenses. 

En este sentido, Martín Landajo, Tomás Cubelli, Tomás Lavanini y Matías Moroni rompieron su vínculo contractual con la UAR para jugar, ahora, el Nacional de Clubes con sus equipos bonaerenses. 

La cláusula, le exige al jugador un entrenamiento especial y dedicación exclusiva al deporte en contraprestación de 20 mil pesos por mes. 

A este contrato, también renunció Manuel Montero, de Pucará, aunque su entidad no juega el certamen de la UAR. 

Por su parte, el paranaense Javier Ortega Desio, que milita en el SIC; Bruno Postiglioni y Santiago Cordero, decidieron mantener el vínculo. 

Al respecto, según supo Tercer Tiempo, tanto Ortega Desio como Postiglioni mantuvieron conversaciones con integrantes del Club Atlético Estudiantes para continuar residiendo en Buenos Aires y La Plata, respectivamente y viajar para jugar con el CAE de modo tal, que se mantenga activo su vínculo con la entidad que rige al rugby argentino. 

Para la URBA, que un jugador renuncie a esta formalidad con la UAR significa dejar de ser profesional y así. 

 

Sin embargo, de volver a ser contratados por la Unión Argentina o un club del exterior, para jugar nuevamente en su equipo bonaerense deberán esperar un año desde la finalización de aquel segundo contrato.

Un retroceso claro y marcado en la organización del rugby argentino.

Por Gabriel Baldi

Opinión

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